Coberturas

“Todo está conectado. No existe una frontera o barrera entre biomas y pueblos (…) al final de cuentas somos un único pueblo, somos una única voz que jamás debemos silenciar, nuestra mayor arma es nuestra voz, es nuestra unión, somos comunidad”.

La lideresa indígena Juma Xipaia, Secretaria de Articulación y Promoción del Ministerio de los Pueblos Indígena de Brasil, emitió ese mensaje en el marco del seminario Fortaleciendo la democracia con poder popular y contra el neoliberalismo en América Latina y el Caribe, realizado a fines de mayo en Brasilia, por Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe y la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo.

Militantes políticos, sindicalistas, líderes comunitarios, referentes indígenas, defensoras de territorios, académicas, activistas feministas, campesinos y organizaciones de afectados por la actividad transnacional se encontraron en el Centro Cultural de Brasilia. La actividad también contó con la participación de diputadas y referentes políticos nacionales.

Llegaron desde Ecuador, Argentina, Cuba, El Salvador, Colombia, Uruguay, Honduras, Estados Unidos, Costa Rica, Paraguay y Haití, con la convicción de que en la integración regional está la respuesta.

En esos mismos días la Cámara de Diputados brasileña votó, a unas pocas cuadras de donde se realizaba el seminario, el proyecto de ley 490, una propuesta nociva para los Pueblos Indígenas impulsada por la bancada ruralistas del país. Las organizaciones que participaron de la actividad acompañaron las movilizaciones en las puertas del parlamento.

 

Los temas del seminario fueron variados y concretos: coyuntura regional desde una perspectiva ambiental y del feminismo popular, impunidad transnacional y defensa de los derechos de los pueblos, impactos de los Tratados de Libre Comercio y las agendas neoliberales, integración y construcción de soberanía popular. En esta nota hacemos un repaso de todas las presentaciones realizadas y compartimos las ponencias completas en audio.

“Nunca debemos creer en los líderes individuales, tenemos que creer en los héroes y heroínas comunitarios”

Uno de los primeros expositores fue el doctor hondureño Juan Almendares, referente histórico del movimiento social centroamericano, integrante del Movimiento Madre Tierra – Amigos de la Tierra Honduras.

 

Lo siguió Juma Xipaia y se centró en la lucha contra el PL490 y el ataque a los Pueblos Indígena, guardianes/as de los territorios y la biodiversidad.

“No es solamente un retroceso contra nuestra propia Constitución. Es parte de un proyecto genocida que ignora la existencia de Pueblos Indígenas en Brasil (…) no demarcar territorios indígenas es atacar la propia existencia de la humanidad”.

 

Nalu Faria de la Marcha Mundial de las Mujeres continuó con la idea que Almendares y Xipaia venían desarrollando: el capitalismo, con sus múltiples sistemas de dominación, colonial, racista y patriarcal, destruye las bases de la vida. Las respuestas están en los pueblos.

“Nuestra integración como movimientos debe ser internacionalista y solidaria, estos espacios de búsqueda de creaciones comunes tienen que ser lo que oriente nuestra acción cotidiana”

 

“Las empresas transnacionales promueven y consolidan la captura de la economía, de la producción, la política, los territorios y en definitiva de la democracia”

Ana María Vásquez, integrante de Cesta – Amigos de la Tierra El Salvador, participó de la segunda mesa de la actividad abriendo la conversación del Tratado Vinculante sobre empresas transnacionales y derechos humanos, que abre su novena ronda de negociaciones en la ONU en octubre de este año.

 

“Las empresas transnacionales tienen un poder paralelo a los gobiernos, poder político, económico, ideológico y cultural (…) por eso junto con los procesos regulatorios tenemos que construir poder popular”

dijo Soniamara Maranhão, del Movimiento de Afectados/as por Represas, no sin antes poner a la corporación Vale como “ejemplo de lo que no puede ocurrir más, en ningún lugar del mundo (…) Vale mató en cinco años a 272 personas en Minas Gerais y hasta hoy no hay ley que diga que es culpable”.

 

Así como las represas de Vale ocasionaron desastres socio ambientales en Brasil, la petrolera Chevron hizo lo suyo en la Amazonia ecuatoriana. Sobre este caso, el racismo ambiental, la impunidad corporativa y la complicidad del estado expuso el abogado Pablo Fajardo, integrante de la Unión de Afectados/as por las Operaciones Petroleras de Texaco (hoy Chevron) – Amigos de la Tierra Ecuador.

“Son 30 años de 30.000 indígenas y campesinos luchando por justicia. Para Chevron está en juego el dinero; para nosotros nuestras vidas y las de nuestras futuras generaciones”

 

Rudrigo Souza e Silva , asesor del Partido Socialismo y Libertad (Psol) y militante del Movimiento dos Trabajadores Sin Techo (MTST), enfatizó:

“Hay que continuar en la lucha por lo público, contra la privatización y la mercantilización de la vida»

Y siguió, «contra la política de la escasez cotidiana que el capitalismo y el imperialismo imponen en nuestros territorios, que dejen paso a la política de la abundancia que las personas construyen en su cotidiano. Hay que pasar de la soledad a nuestras formas de vida colectivas”.

 

El representante de la Confederación Sindical de Trabajadores/as de la Américas (CSA) Iván González analizó el rol de las transnacionales en el trabajo.

“La mayor ganancia de las transnacionales está donde las empresas no se hacen responsables, donde contaminan, secan ríos y esclavizan en nombre del trabajo. Por eso un Tratado Vinculante debe controlar a las empresas en todos los eslabones de las cadenas de valor”.

 

También estuvo presente la Coordinadora Latinoamericana de Organización del Campo, representada por Anderson Amaro, que puso sobre la mesa la relación entre el Tratado Vinculante y la Declaración sobre los Derechos de los Campesinos y de otras Personas que trabajan en las zonas rurales.

“Los derechos campesinos no son obligatorios y sin embargo es el derecho a la existencia, el derecho a la casa, a la comida, al agua, a las semillas, a la vida. Por tanto, el Tratado Vinculante es un paso más para que esos derechos se hagan efectivos”

 

La abogada Manoela Roland, del Centro de Derechos Humanos y Empresas – HOMA, comenzó con una afirmación: la lógica del derecho es de poder y dominación.

“Las luchas por los derechos humanos siempre son de los pueblos, luego se transforman en procesos legislativos, pero vienen de una demanda de la población, de la resistencia de hace 500 años”

 

“Las agendas comerciales neoliberales son neocoloniales y están plagadas de asimetrías”

Alberto Villarreal, de REDES-Amigos de la Tierra Uruguay, fue el encargado de abrir la conversación en torno a los Tratados de Libre Comercio y sus impactos sobre los pueblos. Entre otras cosas apuntó: impiden el surgimiento y apoyo a las pequeñas y medianas empresas, imponen derechos de propiedad intelectual, perpetúan la condición de proveedores de materia prima de los países del Sur global, limitan la capacidad del Estado de hacer política pública y atentan contra la integración.

 

“La Unión Europea, que se coloca como el jardín del mundo, es la propulsora de acuerdos comerciales, porque tiene intereses sobre los minerales del Sur para su transición energética”

En la misma línea expuso Gabriel Cansati, integrante del proyecto Internacional de Servicios Públicos y del Frente contra los Acuerdos Mercosur-Unión Europea.

 

Verginia Dirami Berriel, del Consejo Nacional de Derechos Humanos, habló sobre las dificultades que el organismo atravesó en el período de Bolsonaro y sobre su reestructura participativa para este nuevo proceso. Para poner un ejemplo de transnacionales y violaciones a los derechos laborales, habló de las telecomunicaciones en Brasil. “Telebras, un sistema privatizado desde hace 25 años, terceriza y precariza sistemáticamente el trabajo de las personas, y desde el 2020 realiza despidos masivos, sin ninguna consecuencia».

«¿Hasta cuándo vamos a soportar?”

Sobre el final de su intervención destacó el caso de la corporación Volkswagen, acusada de tener 30.000 trabajadores en situación análoga a la esclavitud durante el período de la última dictadura militar brasileña. Al día de hoy no hay ningún tipo de reparación.

 

El cierre de la mesa estuvo a cargo de Vladimir Francisco, de Jubileo Sur Américas. Sobre el rol de los movimientos sociales en la lucha contra los acuerdos comerciales dijo:

“Nuestro mayor desafío es tensionar (…) es momento de dialogar con el gobierno y decir ‘ese acuerdo es perverso’. Son las vidas de las compañeras en los territorios que están en juego”.

 

La tercera y última mesa de la jornada estuvo centrada en la integración y la construcción de soberanía popular para enfrentar el poder trasnacional. Karin Nansen, de ATALC, dio el puntapié inicial:

“Necesitamos la capacidad de reconstruir nuestros propios proyectos populares y soberanos. Esta construcción debe partir de la lucha contra todos los sistemas de opresión, racismo, patriarcado, colonialismo, imperialismo, que niegan a nuestros pueblos el derecho a ser y se explicitan en todos los proyectos a manos del gran capital”.

 

Ana Pimentel, diputada de Mina Gerais por el Partido de los Trabajadores, saludó la existencia del seminario y resaltó la necesidad de la articulación regional.

“El mercado es autoritario, extermina la vida en los territorios. Solo hay una alternativa para la integración y es la construida por los movimientos sociales. Nuestra agenda tiene que ser de solidaridad para defender nuestros territorios, nuestras vidas y los derechos humanos”.

 

Pimentel dio paso a la diputada Reginete Bispo, representante por Río Grande del Sur, también del Partido de los Trabajadores, quien resaltó la lucha antirracista y feminista.

“El capitalismo sin piedad se remonta al capitalismo primitivo, el ser humano cosificado, absolutamente descartable. El capitalismo transnacional tiene como base la supremacía (…) El centro de ataque somos las mujeres negras y los Pueblos Indígenas”.

 

Daniel Gaio, de la Central Única de Trabajadores de Brasil, expuso sobre los desafíos de la central luego de un gobierno ultraderechista que ha dejado destrucción financiera, de representación e ideológica en las organizaciones. Por eso Gaio habló de la necesidad de una “retomada”.

 

Cindy Wiesner, de la Alianza Popular por la Justicia Global, trajo tres puntos críticos para la integración:

”La importancia de la formación política y la conciencia crítica, que sea interseccional, global y solidaria. La importancia de la coherencia y alineamiento de nuestros movimientos, local, nacional, continental y global. Y la importancia de la articulación de nuestras luchas hacia las alternativas sistémicas y la esperanza”.

 

“En nombre de la unidad muchas veces se ha excluido y en nombre de la diversidad se ha fragmentado. Debemos encontrar una unidad en nuestra diversidad. No solo los puntos comunes, sino los puntos de ruptura con lo antagónico. La integración tiene que superar las relaciones de poder”

Con estas palabras comenzó su intervención Jesús Figueredo, integrante del Capítulo Cubano de Movimiento Sociales y del Centro Martín Luther King.

 

Al cierre del seminario quedaron resonando dos frases citadas por Mercedes Gould, de Tierra Nativa – Amigos de la Tierra Argentina: El amor vence al odio y la organización vence al tiempo.

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