Mujeres Sin Tierra paralizan el tren de Vale en Minas Gerais
Fueron duramente reprimidas por el gobierno de Bolsonaro, denunció La Vía Campesina
Las mujeres del Movimiento Sin Tierra de Brasil recordaron a Marielle Franco, concejala brasilera asesinada hace un año en Río de Janeiro y denunciaron los crímenes de la minera transnacional Vale S.A. En el podcast que acompaña la noticia compartimos el reporte de Bibiana Rojas, integrante del equipo de Comunicación de La Vía Campesina.
Este 14 de marzo por la mañana, unas 400 mujeres pararon el tren que transportaba minerales de hierro extraídos de la región del cuadrilátero de hierro, cercano al centro de Sarzedo, ciudad vecina a Brumadinho.
Sarzedo es uno de los varios municipios mineros amenazadas por diques. El lodo de la minera Itaminas Comércio de Minérios S.A, podría acabar con casi la mitad de la ciudad. En una audiencia pública con la empresa, los habitantes denunciaron problemas relacionados a la estabilidad de 3 represas.
Las manifestantes también denunciaron el asesinato en masa de trabajadoras y trabajadores, con el quiebre del dique Córrego de Feijão, en Brumadinho-Minas Gerais; la violencia de la minería explotadora contra las mujeres; la amenaza al abastecimiento de agua a la población generada por las mineras y su total responsabilidad ambiental, además de la evasión sobre el sistema previsional y el no pago de impuestos sobre la extracción mineral.
“La jornada de este año denuncia todo el tejido de relaciones que amenazan la vida de las mujeres. Por eso nuestro lema es Por la Vida de las mujeres, todas somos Marielle», dijo la Dirigente Nacional el MST, Ester Hoffmann.
«Desde la ejecución de Marielle por un estado miliciano paralelo, que ahora está relacionado a la familia que asumió a la presidencia, hasta las actividades más criminales de minería, todo eso hace parte del mismo sistema capitalista. Quien manda en el sistema no se interesa con la vida o con las personas, quieren más y más lucro a cualquier costo. Las primeras en sufrir las consecuencias de eso, somos nosotras, mujeres”..
Mujeres y minería
En Sarzedo se encuentra la mina Jangada, responsable del 7 por ciento de toda la extracción de Vale. De ella salieron parte de los rellenos que enterraron el Corrego do Feijão y mataron al rio Paraopeba. Se registran 308 personas asesinadas por Vale, 67 son mujeres.
En Minas Gerais 1.7 millones de personas viven en ciudades donde hay al menos una represa de rellenos calificada de alto riesgo o daño potencial. En contraposición la recaudación del CFEM en reales en el Estado es exorbitante. El municipio de Brumadinho recaudó en Compensación en 2017 más de U$9 millones. Sin embargo, ese impuesto no corresponde con el desarrollo de la región, que pasa a ser minero dependiente quedándose apenas con las consecuencias de un modelo minero que está estrechamente vinculado a la lógica capitalista depredadora, que saquea bienes naturales y los transforma en mercadería.
“La VALE mató a mi hermano. Fue un crimen que conmocionó a mi familia y nuestra comunidad. Mató al Rio Paraopeba que era nuestra fuente de sustento, donde mi hermano y nuestra familia pescaba. Nuestro río ahora llora minerales, llora agua y llora sangre. Tiene mucha sangre humana, da mucha tristeza”, Izabel André, habitante de Tejuco.
Lo que queda para las mujeres que viven en territorios donde están instaladas las mineras es la violencia, explotación sexual, explotación del trabajo, expulsión de territorios, contaminación de ríos, problemas de salud física y psicológica propia y de sus hijos, jornadas extensas de trabajo, robo del agua y precarización de la vida.
Son ellas las primeras a ser impactadas, por eso están en la punta de la discriminación sistémica, del aumento de la desigualdad y de la perdida de la autonomía mientras como efecto de la actividad minera. Por eso también son las mujeres las primeras en organizarse para enfrentar el modelo minero y los cambios radicales impuestos en los territorios sobre sus modos de producción y reproducción de la vida.
“Queremos que las personas entiendan que el problema no son las represas, sino el modelo de explotación minero, que entrega todo al exterior, principalmente a China, para su beneficio. Sobra para Brasil el trabajo precario, la contaminación, lodo y falta de agua. Del total de la riqueza exportada apenas 10% queda en Brasil. Las empresas no tienen ninguna responsabilidad con el país y los gobiernos solo miran por encima, como también apoyan la expansión desenfrenada para recibir algún vuelto”, denuncia Maria Julia, de la Dirección del Movimiento Nacional por la Soberanía en la Minería.
Fuente: La Vía Campesina.