Multitudinaria marcha en Uruguay exige respuesta sobre crímenes de lesa humanidad
27a Marcha del Silencio, por Verdad, Justicia y Nunca Más
El 20 de mayo de 1976 el terrorismo de Estado instalado por la última Dictadura cívico militar en Uruguay (1973-1985), asesinó a cuatro personas uruguayas exiliadas en Buenos Aires, capital de Argentina. Dos legisladores: Héctor Gutiérrez Ruiz y Zelmar Michelini, y dos militantes del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros (MLN-T): Rosario Barredo y William Whitelaw. Estos asesinatos fueron parte de lo que luego se conocería como el Plan Cóndor, acciones represivas coordinadas entre las dictaduras de los años 70 del Cono Sur.
Esta fecha se tornó hito y símbolo de lucha. Desde 1996 todos los 20 de mayo la organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos (FAMIDESA) convoca a marchar en silencio con los rostros de las 197 personas desaparecidas en la última Dictadura en sus manos, en reclamo de verdad y justicia. FAMIDESA trabaja así sobre la memoria, para que nunca más haya terrorismo de Estado, y exige respuestas a la pregunta ¿Dónde están?
El 2022 es un año especial para esta histórica movilización por diferentes motivos. Uno de ellos es el retorno a las calles luego de dos años de pandemia, y otro es el contexto de impunidad creciente de la mano del actual gobierno nacional, una coalición de partidos de derecha integrada por el Partido Nacional, Partido Colorado, Partido Independiente, Partido de la Gente y Cabildo Abierto. Este último partido está integrado por ex militares y jerarcas de las Fuerzas Armadas.
Las torturas, violaciones, asesinatos y desapariciones forzadas de personas fueron perpetradas por agentes del Estado uruguayo, no solo en el período dictatorial, también en los años previos, cuando se desplegó una feroz represión y se instalaron las Medidas Prontas de Seguridad (1968). El Estado es responsable entonces de los peores crímenes de lesa humanidad cometidos durante ese período oscuro de la historia uruguaya y por tanto es responsable de investigar y dar respuestas hoy.
Son innumerables los hechos coyunturales protagonizados por representantes de los partidos de la coalición de gobierno que desnudan la impunidad en Uruguay; ataques a la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo por parte de legisladores/as, iniciativas parlamentarias que pretenden la prisión domiciliarias de los mayores de 65 años (esto incluye a todos los represores que actualmente estén encarcelados), protección con fueros parlamentarios de actores políticos que teniendo información sobre crímenes de lesa humanidad no los denuncian, prohibición de entrada a espectáculos públicos a personas con remeras de FAMIDESA, entre otros tantos.
Entrevistada por Radio Mundo Real, la integrante de FAMIDESA Elena Zaffaroni dijo:
“yo creo que la impunidad es un tema endémico. Lo que ha pasado con este proceso luego de la Dictadura es una impunidad consagrada, aceptada e impuesta por los gobiernos, leyes que votaron para esa impunidad. Consagrar la impunidad, el abuso del poder, es injusto, e impuesto circula entre nosotros”.
Presente. Esta palabra dicha por cientos de miles de personas es la única que rompe el silencio de la marcha cada 20 de mayo y se dice luego de escuchar por altoparlante los nombres de cada desparecido y desperecida. La lucha está presente. La lucha de un pueblo que no olvida y quiere respuestas. Este año la 27a Marcha del Silencio se realizó bajo la consigna: ¿Dónde están? La verdad sigue secuestrada. Es responsabilidad el estado.
FAMIDESA cuenta con el apoyo, participación y sostén de muchas organizaciones sociales uruguayas. No es una cuestión partidaria, ni generacional. Así lo ve Zaffaroni:
“los jóvenes nos están enseñando algo que nosotros decimos, pero le dan cuerpo con más claridad, ¿por qué esta es una lucha de hoy y no es solo sobre el pasado? Ellas/os dicen: yo nací en la impunidad y esto es mi presente, no quiero este presente, quiero la verdad sobre lo que pasó (…) no es que apoyan la lucha, les es propia”.
Este año la marcha desbordó las calles. Fue la marcha con más participación de la historia. Algunos medios aseguran que hubo unas 200 000 personas, que caminaron en Montevideo con carteles con los rostros de las/os desaparecidas/os, gracias a la iniciativa de Imágenes del Silencio, que repartió mas de 20 mil fotos. Además, hubo más de 35 movilizaciones en todo el país e incluso en el exterior, en ciudades como Madrid, Londres y París.
Elena Zaffaroni busca a su compañero desde 1974, como tantas madres buscan a sus hijos, sobrinas/os a sus tías/os y nietas/os a sus abuelas/os. Sobre ellos y ellas Zaffaroni reflexionó:
“Los desaparecidos tienen un valor simbólico de nunca más una Dictadura, tiene ese valor simbólico de que hay que encontrarlos como una parte fundamental de ese camino de verdad y justicia, el único camino que nos resguarda de los autoritarismos”.