El video propone soluciones que pueden ayudar a sacarnos del callejón sin salida en el que las corporaciones agroalimentarias están tratando de bloquearnos.

En los últimos años, la investigación de GRAIN sobre los impactos climáticos de la producción industrial de alimentos se ha centrado más particularmente en la contribución de la agricultura industrial y sus subproductos al calentamiento global.

Los datos son sorprendentes: en conjunto, las cinco corporaciones más grandes de carne y lácteos del mundo son responsables de un mayor volumen de emisiones de gases de efecto invernadero que las compañías petroleras como Exxon, Shell o BP.

La conclusión clara es que debemos disminuir nuestro consumo de carne producida en forma industrial. Evidentemente, no se trata de una lucha contra el consumo de carne como tal (aunque los principales países consumidores de carne pueden contribuir en gran medida al enfriamiento del clima y a la salud reduciendo su consumo), sino que es una lucha contra los sistemas corporativos que producen y procesan carne industrialmente. Durante miles de años, los pequeños agricultores de todo el mundo han criado, vendido y utilizado animales para la alimentación y muchos otros fines. Este es el camino que nos permitirá, en el marco de nuestra diversidad cultural, seguir teniendo la carne como parte de nuestra dieta.

También debemos asumir el reto de asegurarnos de que la gravedad del problema sea reconocida políticamente a nivel nacional, regional e internacional y que nuestras sociedades empiecen a tomar medidas para frenar el poder de las grandes empresas.

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