Proteger a Puerto Boyacá
Organizaciones luchan por “blindar” Serranía de las Quinchas contra proyectos minero-energéticos que contaminan la zona con crudo
En el marco del II Encuentro Nacional del Movimiento Ríos Vivos Colombia, conversamos con Camilo Altamar Giraldo, director de la Fundación Paujil, destinada a la conservación del Paujil de Pico Azul, una especie de ave endémica de la Serranías de Las Quinchas, en peligro crítico de extinción. También participaron del Mano a Mano con Radio Mundo Real la geóloga Joana Villafañes, que también integra dicha Fundación y Estefany Grajales, que dirige el Movimiento de Mujeres Defensoras del Territorio y la Naturaleza de Boyacá y es representante legal de Comunidades Unidas de Colombia, que trabaja por los derechos humanos y de la naturaleza e integra la plataforma Alianza Colombia libre de Fracking, entre otras redes de defensoras de territorios.
Desde hace 10 años, Grajales denuncia las afectaciones y conflictos que generan los proyectos minero-energéticos en Puerto Boyoacá, uno de los 123 municipios del departamento de Boyocá en la provincia de Occidente, a orillas del río Magdalena. Esta zona compartía 22 mil hectáreas de bosque húmedo subtropical, conocida como Serranía de las Quinchas, junto al municipio de Otanche y otros del departamento de Santander. Actualmente sólo persisten 8 mil hectáreas de esta rica biodiversidad.
La zona es conocida porque allí nacen aguas que alimentan el río Magdalena y la ciénaga de Palagua -ecosistema completamente afectado por el sector petrolero-. Cuenta con un cinturón “esmeraltífico” del cual se extraen esmeraldas para vender al mercado asiático y un gran yacimiento paleontológico. Pero ha sido afectada por derrames de crudo proveniente de los oleoductos que atraviesan este bosque, como el derrame registrado el 24 de julio de este año, denunciado por Paujil. Aunque ha sido declarada Parque Natural Regional en el año 2008, en 2009 las autoridades autorizaron que pase un gasoducto por el lugar y actualmente siguen avanzando las licencias ambientales para desarrollar explotación de hidrocarburos.
Ubicado en el centro de Colombia, Puerto Boyacá reúne las condiciones para agilizar el transporte de los recursos naturales. Actualmente por allí pasan las vías 4G y además se planifica un puerto multimodal y pavimentar la Serranía de las Quinchas.
Las constantes exploraciones en busca de hidrocarburos y minerales son una “amenaza constante” que pone en peligro este ecosistema, señaló Altamar. “Los distintos niveles de gobierno apoyan estos proyectos y han dejado a las comunidades prácticamente solas” añadió el referente de Paujil. “La comunidad internacional debería estar sumamente preocupada por lo que pasa en este territorio”.
Pareciera que las leyes de conservación y de limitación del uso y aprovechamiento de los recursos naturales sólo rigen para campesinos y campesinas, opinó Grajales, ya que las multinacionales “están teniendo acceso al espejo de agua con permisos de captación y proyectos de licenciamiento para el paso de sus gasoductos”, dijo.
También es conocida porque en esas latitudes se concentró parte del conflicto armado, con fuerte presencia de paramilitares, guerrilla y Ejército. Grajales señala que “Colombia necesita reconciliarse con nuestro territorio de Puerto Boyacá”, en referencia al estigma que pesa todavía en ese municipio por la violencia sistemática sufrida.
Las activistas llaman a defender la permanencia de las comunidades en el territorio y apuestan a alternativas en el modelo energético y productivo para preservar la naturaleza del lugar.