«La UPOV es un desprecio contra el quehacer campesino»
Entrevista a Verónica Villa del Grupo ETC sobre la Semana de Acción Global contra UPOV.
La Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) es una organización intergubernamental con sede en Ginebra (Suiza), constituida en 1961 por el Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (“Convenio de la UPOV”).
Según la UPOV, su misión es “proporcionar y fomentar un sistema eficaz para la protección de las variedades vegetales con miras al desarrollo de obtenciones vegetales en beneficio de la sociedad”. Y el Convenio de la UPOV es el fundamento en que se apoyan los miembros “para fomentar el fitomejoramiento mediante la concesión, a los obtentores de variedades vegetales, de un derecho de propiedad intelectual: el derecho de obtentor”, explica el organismo que tiene 78 miembros, 19 Estados y una organización en proceso de adhesión a noviembre de 2021.
Desde los movimientos campesinos y agroecológicos denuncian que, en verdad, lo que se puso en marcha con la creación de este organismo fue “un esquema para despojar a las comunidades de sus derechos sobre las semillas, en favor del control empresarial” y que los obtentores de variedades “impusieron derechos de propiedad intelectual” como “una forma de apropiación sobre sus semillas, paralela a las patentes”. Este régimen se denomina “protección de las obtenciones vegetales” y es frecuente que los acuerdos de comercio exijan a los países que adopten o imiten las normas de la UPOV.
“Hoy la gente del campo se enfrenta a amenazas extremas por la privatización de sus semillas mediante leyes que prohíben las variedades locales y originarias que no se ajustan al modelo industrial, restringiendo el acceso y la circulación”, denunciaron esta semana en una declaración firmada por más de 300 organizaciones de todo el mundo.
De esta forma, la UPOV “eterniza la colonización exigiendo derechos sobre las semillas”. En su origen, Reino Unido, Francia, Alemania, Países Bajos, Dinamarca y Suecia fundaron la UPOV y, si bien llevó tiempo que otros países adhirieran, desde los años 90 se sumaron decenas, en coincidencia con que los países del Norte Global empezaron a hacer obligatorio ser miembro de la UPOV para pertenecer a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y ser parte de diversos tratados de libre comercio (TLC).
En la actualidad, la Unión Europea (UE) encabeza las solicitudes de derecho de obtentor, seguida del resto de Europa, América del Norte y América Latina, según datos de la propia web de UPOV. Sólo tres países en el mundo que resisten completamente a la UPOV: Bután, Venezuela y Cuba. Otros, están resistiendo como pueden, sobre todo a través de los movimientos campesinos desde los territorios.
Del 2 al 8 de diciembre, organizaciones de todo el mundo desarrollaron la semana de acción global contra la UPOV y entrevistamos a Verónica Villa del grupo ETC para que nos cuente más al respecto.
“Todo lo que UPOV intenta es comercializar y ver a la semilla como una mercancía. Y trae por detrás un desprecio por el quehacer campesino, y coloca en ‘expertos’ todo ‘lo bueno’ que pueda venir en agricultura”.
¿Qué objetivos buscan con esta campaña y qué acciones implica la campaña contra UPOV? “La campaña es una lluvia de ideas permanente”, dijo Verónica Villa. Las acciones de la campaña se pueden seguir en Facebook. “Toda celebración de la vida campesina se volvió un reclamo y una denuncia contra UPOV”.
En la declaración, las organizaciones proponen que: “En vez de adoptar leyes de semillas con base en UPOV, los gobiernos deberían establecer medidas legalmente vinculantes y discretas para reconocer y respaldar los derechos campesinos y sus sistemas de semillas”.
Villa también advirtió que en esta coyuntura hay que tener “mucho cuidado sobre cómo llega la digitalización al campo”. Se refiere a lo que se denomina Agricultura 4.0. “Sistemas como UPOV están respaldados por estas corporaciones que, agresivamente, quieren la digitalización de la agricultura. Y hay que poner mucha atención a cómo llega la digitalización, desde drones hasta aplicaciones. ¿Cuál es el límite? Las organizaciones campesinas están en alerta”.