Huracanes: el triste récord de la crisis climática
Analizamos el paso de ETA e IOTA con el ambientalista salvadoreño Ricardo Navarro (CESTA-Amigos de la Tierra).
Los huracanes ETA e IOTA han azotado los países centroamericanos de Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador, con quince días de diferencia entre uno y otro. ¿Qué hicimos para llegar a esto? O, mejor dicho: ¿Quiénes hicieron qué para que pasemos de fuertes sequías a récord de huracanes? ¿Podemos hacer algo para frenar y revertir esta situación? Éstas y otras preguntas le hicimos a Ricardo Navarro, director de CESTA-Amigos de la Tierra El Salvador y miembro del Movimiento de Afectadas/os por el Cambio Climático y las Corporaciones (MOVIAC) en esta entrevista con RMR.
Hay dos causas fundamentales para el “descalabro del clima”, dijo, que tienen su origen en la acción humana, especialmente en decisiones políticas: el aumento del uso de combustibles fósiles y los cambios en el uso de la tierra.
“Cada vez que se incrementa la temperatura del océano hay más energía en el agua y eso se convierte en calor latente, que viene a ser como el ‘combustible’ de los huracanes”, explicó Navarro.
En la medida en que el aumento de emisiones de carbono lo producen las grandes industrias, el cambio climático “es un problema ocasionado por los ricos del mundo”. ¿Y quiénes sufren las consecuencias? “Los pobres”, sentencia el ambientalista salvadoreño. “Estamos deteriorando el territorio para darle lugar a grandes urbanizaciones, centros comerciales, [y otras] construcciones que generan dinero para las corporaciones”.
“Este año en la región del Caribe se han roto récord en cuanto al número de huracanes (superando la veintena), pero no en cuanto a la energía ciclónica (ese récord lo lleva el año 2005)”, aclaró el entrevistado. Navarro destacó que el último huracán que llegó a Nicaragua (IOTA) pasó rápido de tormenta tropical a categoría 5 y eso hace que el golpe sea fuerte; así rápido también se “degradó” -a diferencia del huracán Mitch que, en 2005, quedó casi “estacionado” en Honduras y dejó unos 12 mil muertos en Centroamérica.
En lo que va de 2020, la región llegó a tener cinco ciclones tropicales simultáneos: “¡Son cosas que casi no se ven, pues! Y podemos esperar que en dos o tres años vengan huracanes más fuertes. Eso es lo que se puede concluir de cómo se está moviendo el cambio climático en esta zona”, dijo Navarro.
Al 19 de noviembre, Nicaragua había sufrido fuertemente el paso de IOTA, dejando seis muertos (entre ellos, dos niños) y 63.000 evacuados. En Honduras se registraron unos 2.941.000 de afectados y al menos 145 muertos rescatados de ríos, quebradas y escombros en distintas zonas afectadas por ETA, detalla esta crónica de Contracorriente.
“Como se está alterando el clima, registramos formas bien ‘caprichosas’, formas nuevas, sobre cómo se comporta. En los últimos años, aquí estamos golpeados por huracanes o por sequías, y ambas generan situaciones sumamente difíciles”. Por ejemplo: se pierden alimentos, entonces los gobiernos importan alimentos, a merced de los acaparadores que suben los precios, lo que causa impactos especialmente en las poblaciones con menos recursos.
Incrementar la temperatura del planeta nos hace llegar a situaciones desconocidas en términos climáticos. La concentración de gases de efecto invernadero que tenemos en la atmósfera ha superado 410 partes por millón. Cuando hace 200 años era de 280 partes por millón.
“La flora y fauna que existe en el planeta no está acostumbrada a ese tipo de concentración de gases de efecto invernadero. Esto genera caos y crisis en todas partes”, añadió el integrante de CESTA, quien también explicó por qué las promesas de emitir bonos de carbono, como una suerte de compensación por el daño causado al medioambiente, son parte de las falsas soluciones que ofrecen las corporaciones.
¿Cómo podemos seguir creciendo indefinidamente en un planeta que no crece?
“No podemos seguir emitiendo más dióxido de carbono. Esto no es imposible, deberíamos ponernos un plazo -sugirió Navarro-. Sin embargo, las corporaciones quieren seguir emitiendo CO2 y que otros sean los responsables de absorber ese carbono. Detrás de todo esto hay un sistema político, económico e ideológico, el capitalismo, que promueve estas cosas». Ante esto, el ambientalista insistió en que hay que hacer “cambios pequeñitos pero importantes”, como promover el uso de la bicicleta como transporte urbano, el reciclaje completo de los residuos y ningún uso de los plásticos.
CURIOSO. A los huracanes les dan nombres y a las sequías no. Mientras que los huracanes tienen nombres de personas y del abecedario griego, Ricardo Navarro sugirió que las sequías lleven los nombres de los políticos que, con sus decisiones, incrementan la temperatura del planeta y, por ende, la crisis climática. Quizás la próxima sequía podría llamarse “Bolsonaro”.