Coberturas

Desde Santiago a Madrid, el mundo despertó

500 mil personas se manifestaron en Madrid en la Marcha por el Clima, que cierra la primera semana de la COP25.

Marcha por el Clima en Madrid. Foto: Víctor Barro, Amigos de la Tierra España

En un año marcado por las movilizaciones climáticas, la ciudadanía vuelve a salir a las calles, en Madrid y Santiago de Chile, para hacer frente a la inacción política frente a la crisis climática y ecológica. Unas manifestaciones que se alzan con una misma voz, dentro de la diversidad y heterogeneidad de las luchas, reclamando medidas concretas y ambiciosas, que se sustenten en la justicia social, la equidad y la protección de la Naturaleza. Es hora de actuar y los Gobiernos no pueden continuar postergando año tras año la aplicación de políticas que ayuden a hacer frente a esta situación de emergencia global.

El objetivo de mantener ambas manifestaciones, así como el lema de la pancarta, ‘Desde Santiago a Madrid, el mundo despertó’, es denunciar la situación de violencia y represión que se vive en Chile por parte del gobierno de Piñera, así como visibilizar las luchas y resistencias de los pueblos indígenas. La Marcha por el Clima se produce en el contexto de la COP25 y tras constatar que ante los discursos vacíos y los acuerdos no vinculantes, la ciudadanía y las entidades de la sociedad civil están dispuestas a organizarse para defender el planeta, el presente, el futuro y un mundo más justo.

Un modelo de desarrollo capitalista y depredador basado en un crecimiento económico infinito es incompatible con los límites planetarios. Es precisa una transición hacia modelos ecosociales sostenibles, con menor consumo de materiales y energía, que no desborden los límites biofísicos del planeta. Apostar por un nuevo modelo energético desechando las falsas soluciones como la energía nuclear, la geoingeniería o los biocombustibles como el aceite de palma.

La COP de este año, una vez más, está ayudando a los mayores contaminadores a lavar sus actividades a través del patrocinio empresarial. En lugar de servirles de plataforma, el Gobierno español debería mantener a las grandes empresas contaminantes lo más lejos posible de la COP25. Pero el problema no se limita a las conversaciones de la ONU, también es una realidad en nuestras capitales estatales, donde la industria de los combustibles fósiles y sus socios dan forma a la política climática.

La manifestación de Madrid, que las convocantes califican como “un rotundo éxito” y “una movilización histórica ciudadana”, ha sido secundada por más de 500.000 personas, venidas de todas las partes de la península y el mundo, con una fuerte presencia de pueblos latinoamericanos e indígenas. Dicha manifestación comenzó el recorrido en Atocha a las 18:00 horas (España) y finalizó en Nuevos Ministerios. Allí, las organizaciones convocantes, Fridays for Future, Alianza por el Clima, Alianza por la Emergencia Climática, 2020 Rebelión por el Clima, Cumbre de los Pueblos, Sociedad Civil por la Acción Climática (SCAC) y Minga Indígena, leyeron un breve manifiesto.

Durante la tarde la ciudad de Madrid se ha inundado de cientos de miles de manifestantes llegados desde todos los rincones del mundo haciendo resonar los cánticos “el planeta no se vende, el planeta se defiende”, “change the system, not the climate”, “los océanos se alzan, nosotrxs también” o “el buen vivir no es consumir” junto a los que llegaban del otro lado del océano, desde Chile. Indígenas, jóvenes, mujeres, familias y organizaciones ecofeministas y ecologistas, abrían el paso de esta multitudinaria manifestación, tras la pancarta con el lema “Desde Santiago a Madrid, el mundo despertó”. Una movilización masiva que ha gritado que la sociedad civil ha despertado, que la emergencia climática y ecológica ya no se puede negar y que tenemos que actuar para afrontar la crisis.

MIL VOCES

En el escenario estuvieron presentes la defensora de pueblos indígenas de Brasil, Sonia Guajajara; la activista sueca Greta Thunberg, el actor y activista Javier Bardem, y referentes de organizaciones y movimientos -como Dipti Bhatnagar de Amigos de la Tierra Internacional.

En la lectura del Manifiesto «El mundo despertó ante la emergencia climática», que cerró la primera parte de la manifestación y dio lugar a expresiones artísticas, les manifestantes saludaron la lucha del pueblo chileno; «En #Chile se violan derechos sociales y ambientales, con represión, políticas neoliberales, acaparamientos de tierras en Wallmapu y zonas de sacrificio que contaminan».

Una parte central del Manifiesto señaló que:

 

El próximo año debería empezar a aplicarse el Acuerdo de París. Sin embargo, muchas de las cuestiones claves siguen bloqueadas o sin resolverse. La COP25, además de cerrar las normas sobre contabilidad y presentación de los compromisos, el conocido como libro de reglas, debería suponer un avance claro en la provisión de fondos suficientes e importantes mejoras en instrumentos como el Fondo Verde para el Clima o el Mecanismo de Varsovia para las pérdidas y daños, unas herramientas fundamentales para paliar las peores consecuencias que ya ha provocado y provocará la continua quema de combustibles fósiles.

Es inadmisible que tantos gobiernos, parlamentos, partidos políticos e instituciones públicas sigan entregados a las presiones de las grandes empresas, los bancos y los mercados financieros, en lugar de velar por el bien común, por las personas y el planeta que nos sostiene. Afrontar la emergencia climática es incompatible con que los combustibles fósiles sigan recibiendo cientos de miles de millones de euros de ayudas públicas todos los años. Exigimos a los gobiernos participantes en la COP25 que reconozcan que la inacción climática actual e insuficiente ambición que reflejan los compromisos más ambiciosos de los países nos conducirán a un calentamiento global desastroso para la vida, que superaría los 3,5ºC.

Es irresponsable que a un año del inicio de la aplicación del Acuerdo de París siga sin existir ningún mecanismo capaz de forzar acciones y medidas que obliguen a que los compromisos nacionales se ajusten una ruta de descenso de las emisiones compatible con las indicaciones científicas. La COP25 debe fijar la voluntad expresa de todos los países de elevar la ambición de sus compromisos antes de la COP26 de 2020. Ese compromiso de mayor ambición debe ser liderado por la Unión Europea y el G20, más ahora que acoge la celebración de la cumbre en su territorio. Por lo tanto, la Comisión Europea debe presentar un nuevo objetivo ambicioso para 2030 a más tardar en marzo de 2020, cualquier otra cosa será inaceptable.

Los gobiernos deben alinearse inequívocamente con ese llamamiento a una mayor ambición, que debe plasmar en objetivos y medidas más exigentes que los actuales en todas las políticas económicas, energéticas, de transporte, agrícolas, ganaderas, de conservación de los ecosistemas y de cooperación internacional.

Del mismo modo, la transición ecológica requiere de la participación de toda la ciudadanía en la toma de decisiones. El establecimiento de mecanismos reales y efectivos de propuesta ejecución y evaluación de las políticas climáticas debe permitir la plena participación de toda la ciudadanía.

 

Greta Thunberg, quien con sus huelgas climáticas, parando sus actividades escolares cada vierne, desde hace un año, expresó que si bien las movilizaciones de Fridays for Future se han multiplicado por todo el mundo y han llenado de jóvenes las calles, luchando por denunciar la emergencia climática y reclamando un cambio ya, «la crisis climática sigue siendo ignorada por los poderosos». Llamó a tomar conciencia de las miles de personas que están muriendo hoy por el cambio climático y exhortó a gobiernos y otros actores de poder a que se hagan responsables del daño que están causando al no frenar -y, en cambio, profundizar- el cambio climático.

Guajajara enfatizó que «estamos viviendo una guerra global contra todos los que defienden la Madre Tierra y la vida del planeta». Por eso dijo que «es preciso descarbonizar las mentes del poder económico y de gobernantes, es preciso reforestar el corazón de las personas y restaurar el espíritu de la humanidad. No tenemos mucho tiempo. Necesitamos actuar ahora».

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