Movimiento Ríos Vivos Colombia denuncia en París violaciones a derechos humanos y ambientales por represas hidroeléctricas
Juan Pablo Soler advirtió que las grandes corporaciones hablan de transición energética, pero no piensan cambiar el modelo.
Esta semana se lleva adelante el Congreso Mundial de Hidroeléctricas en París, la capital francesa. Ante el despliegue de empresas privadas y representantes de gobiernos que quieren profundizar el modelo energético basado en grandes represas hidroeléctricas que impactan directamente sobre pueblos y territorios, el Movimiento Antirepresas de América Latina (MAR) junto al Movimiento Ríos Vivos Colombia, participan del evento paralelo “Presas hidroeléctricas: ¿solución u obstáculo para la realización del acuerdo de París sobre el clima y los objetivos del desarrollo sostenible?”, realizado por la sociedad civil y organizaciones internacionales.
Nos comunicamos con Juan Pablo Soler, representante del Movimiento Ríos Vivos Colombia y del MAR para contarnos cómo se desarrolla el evento, junto a voceros de otros pueblos afectados por las represas como los Munduruku de Brasil, que denuncian la destrucción de su territorio con las represas del Tapajós, o los Pigmeos de Gabón.
Soler ha llevado la voz de las comunidades de Colombia, reunidas en el MRV, afectadas por los proyectos de grandes represas hidroeléctricas, como el conocido caso de Hidroituango.
Han exigido conocer la verdad detrás de la construcción de esa represa que tantos daños ambientales y sociales ha producido en Colombia durante los últimos años. Y cuestionan: «¿Por qué Empresas Públicas de Medellín-EPM viola el Derecho a la Información? Los proyectos hidroeléctricos están en contravía de los Objetivos del Milenio para el Desarrollo».
El activista también manifestó su preocupación por cómo las empresas privadas financian a las fuerzas policiales y militares de los países para que repriman a las comunidades que resisten la instalación de proyectos extractivistas, como ha ocurrido con EPM, AGA Colombia e ISAGEN.
Otra preocupación que advierten las organizaciones sociales en París es sobre los casos que se mostraron de represas en riesgo de colapso por acumulación de sedimento o que han cumplido su «vida útil»: “Se estima que el 50 por ciento de las represas en funcionamiento están en riesgo”.
“La transición energética se está pensando como para profundizar el modelo, no en transformar la forma en que estamos generando energía”, advirtió Soler.