Esta entrevista a Gilmar Mauro fue realizada una semana después de las movilizaciones convocadas en Brasilia y San Pablo por el Presidente Jair Bolsonaro para conmemorar el Día de la Independencia de Brasil, con mensajes contra la Justicia y provocaciones golpistas. Estas movilizaciones tuvieron una respuesta masiva y descentralizada, con los movimientos sociales organizados presentes en más de 200 ciudades a lo largo del país.

¿Cómo se prepara el campo popular para el escenario de las elecciones de 2022? ¿Cómo articularán los movimientos y organizaciones sociales con los partidos de izquierda?

La candidatura de Lula Da Silva como horizonte tiene un escenario muy diferente al de 2002: llega con una “polarización intensa” en la sociedad brasileña, dice Mauro. De ahí que las claves sean la unidad, que se fue fortaleciendo «entre los movimientos sociales y una parte significativa de los partidos de izquierda», y la necesidad de “mantener un proceso de movilización intenso”, como el que se dio el pasado 2 de octubre –que el entrevistado anunciaba en esta conversación con RMR. Pero eso no es suficiente, agregó: «Es necesario todo un proceso de disputa y preparación política e ideológica del toda la militancia en el campo popular ante el avance de esta derecha”.

Para Mauro, Lula tiene “un papel interesante” porque “deberá buscar articulaciones con diversos sectores y dividir a la derecha”. Además, consideró que “necesitamos redefinir qué tipo de democracia queremos” y, para eso, “es necesario que haya una fuerza social política organizada”.

El dirigente del MST prevé un escenario electoral «entre los sectores derechistas de Bolsonaro versus Lula, con pocas chances de viabilizar una tercera vía de candidatos». Y diagnostica «una guerra para ganar las elecciones y para poder lograr las reformas necesarias en Brasil; entonces, el movimiento social va a tener que prepararse para este escenario».

En un posible nuevo gobierno de Lula, “el movimiento social deberá tener un papel distinto del que tuvo en los gobiernos anteriores», siguió. «Eso no significa necesariamente ocupar cargos, pero sí participar en el proceso de construcción de las reformas necesarias medidas y políticas públicas tiene que estar en vínculo y diálogo con el movimiento popular. Eso va a ser importante incluso para la sustentación del gobierno”.