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Plastívoros

De 1950 a 2017 se produjeron más de 9200 millones de toneladas de plástico, lo que significa más de una tonelada por habitante, teniendo en cuenta que la población mundial actual es, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 7700 millones de personas.

Con ese dato comienza el informe “Plastívoros, la verdad sobre el ingrediente más tóxico de nuestra alimentación” [1], de Amigos de la Tierra España [2] y Justicia Alimentaria [3].

El trabajo, presentado a principios de este año, analiza los impactos de las diferentes fases del ciclo de vida de los plásticos, desde la extracción de petróleo y gas hasta el tratamiento de los residuos.

La actividad extractiva tiene un acumulado histórico de vulneraciones a los derechos humanos civiles, políticos, económicos, ambientales, sociales y culturales. En este tipo de actividad se enmarca la fase inicial de la producción de plástico y no es la excepción. Sobran los ejemplos de transnacionales petroleras que han contaminado tierras, aguas y destruido comunidades. El caso Chevron en Ecuador [4], Shell en los Países Bajos [5], Total en Mozambique [6], por nombrar solo algunos.

Los plásticos luego de su vida útil siguen generando daño. Uno de los métodos utilizados para la gestión de residuos plásticos es la incineración. En el informe “Plastívoros” consta que durante la quema de PVC (el tipo de plástico más extendido), se liberan sustancias que causan, entre otras enfermedades, cáncer, problemas respiratorios, daños al sistema inmunológico o al sistema nervioso, daños a los riñones, a los ojos y la piel.

Además, los vertederos e incineradores de residuos plásticos son dispuestos en países o ciudades de escasos recursos del Sur global, por lo que se afecta directamente a sus comunidades. Incluso algunos estados venden sus residuos [7] a otros países como forma de evadir su responsabilidad. El nuevo informe de Amigos de la Tierra España y Justicia Alimentaria señala que, hasta ahora, a nivel global se generaron unos 6300 millones de toneladas de residuos plásticos en el mundo, de los cuales aproximadamente 4977 millones se acumulan en vertederos.

Uno de los principales problemas es el microplástico (MP), partículas diminutas de plástico, de menos de 5 milímetros de diámetro, que están esparcidas por todo el planeta. A partir de un informe de Naciones Unidas de 2017 sobre el MP en los océanos, esta temática tomó mayor relevancia. El 80 por ciento de la contaminación por MP en los océanos proviene de la tierra. “Plastívoros” señala que la contaminación microplástica en la tierra podría ser hasta 23 veces mayor que en los océanos.

Un estudio de la Universidad de Newcastle de Australia consignado en el informe indica que consumimos alrededor de 2000 pequeñas piezas de plástico cada semana, aproximadamente 21 gramos al mes, poco más de 250 gramos al año. Esto equivale a consumir una tarjeta de crédito a la semana.

Existen más de 4000 sustancias químicas asociadas a los plásticos y más de 60 son caracterizadas de alto riesgo para la salud. Las vías por las cuales entran a nuestros cuerpos estas sustancias pueden ser la ingesta directa, la inhalación y el contacto con la piel. Esto hace que en la mayoría de las ocasiones consumamos plásticos sin saberlo.

En los capítulos finales el informe habla de los “lobbies plásticos ”, el gran negocio de lo descartable y la falsa solución del plástico biodegradable. Con respecto a este último punto Amigos de la Tierra España publicó un estudio llamado “Bio-fakes” [8], sobre el maquillaje o lavado verde de la industria plástica.

Por último, Plastívoros invita a recorrer alternativas y “desplastificar” el planeta con la campaña “Operación Plastic Off” [9].