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Colombia hace Paro Nacional Ambiental

El Paro Nacional que comenzó en Colombia el 28 de abril [1] se mantiene en las calles por tiempo indeterminado y se multiplican las expresiones de lucha y reivindicación [2], a pesar de la represión sostenida y generalizada, incluso a plena luz del día, en distintos puntos del país.

Este 5 de junio se desarrollará un “Paro Nacional Ambiental” en el que participará CENSAT-Agua Viva (Amigos de la Tierra Colombia) [3] y hablamos con su coordinadora general, Tatiana Rodríguez Maldonado, para tener más detalles de esta jornada y sumar análisis a esta coyuntura sobre la que hay que seguir manteniendo la atención y la solidaridad internacionalista.

“Ha sido un paro y movilización bastante difícil de leer, no solo para el gobierno sino también para la sociedad e incluso para los movimientos y organizaciones sociales que tradicionalmente se movilizan en Colombia”, dijo Rodríguez, quien también se ha desempeñado como coordinadora de las áreas de Minería y de Agua de CENSAT y en entidades como el Centro Nacional de Memoria Histórica y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas.

EL PARO NO PARA

“Hay un descontento social que ni siquiera quienes estamos en el activismo social y en la defensa de derechos habíamos visto tan profundo, que se empieza a expresar de unas maneras autónomas y sin que pueda ser comprendido todavía muy bien, pero que lo que quieren es ser escuchados, es mostrar que existen. Es una explosión social que muestra un descontento generalizado en muchísimos aspectos de la sociedad, que seguramente se vea alimentado por este año y medio de pandemia, que ha empobrecido mucho más a la sociedad; aunque ya antes de la pandemia había un levantamiento social que había sido preocupante para el gobierno y estaba ‘en remojo’”.

En este marco, el ambientalismo ha estado presente, sobre todo, en las regiones. Y este sábado 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, CENSAT se une al Paro Nacional “para sumar voces y aportar en las discusiones de explosión social esas inconformidades frente al manejo de los asuntos ambientales y frente a la expoliación de la naturaleza”, explicó Rodríguez.

Las principales demandas serán: “No a la aspersión con glifosato en cultivos de ‘uso ilícito’”, el rechazo al fracking (yacimientos no convencionales) junto a la Alianza Colombia Libre de Fracking, el rechazo a la minería en Santurbán, la protección a los humedales en Bogotá.

Las dinámicas y expresiones del Paro son muy distintas según las regiones donde se desarrolla, pero Rodríguez destacó especialmente las expresiones artísticas que adquieren las manifestaciones, como la marcha carnaval, el muralismo y otras para exigir también “el respeto a los derechos ambientales”, como harán este 5 de junio.

En este marco “sorprende la desconexión del gobierno”, opinó la coordinadora de CENSAT. Hoy [3 de junio] por ejemplo, la Procuraduría propuso una reforma [4]” que lejos está de dar respuesta a los reclamos sociales que le exigen que denuncie las violaciones a los derechos humanos que ocurren en todo el país.

La ambientalista también destacó la presencia de ollas comunitarias, que “son casi una minga”, que funcionan alrededor de los puntos de resistencia, donde se reflexiona y se ejerce la soberanía alimentaria. Las ollas se mantiene con colectas barriales de alimentos y víveres para ayudar a la gente a mantenerse en zona de bloqueo. Dice Tatiana que muchos de los jóvenes que participan en las ollas comunitarias han manifestado que comen mejor allí que en sus casas, durante este confinamiento y empobrecimiento obligado” en el que está la población colombiana.

“Lo emocionante de ver a chicos y chicas que no se habían movilizado antes, organizándose para mantener la logística del paro, tiene un valor muy importante en la construcción de cultura política, en un país que ya había tenido mucho miedo de movilizarse, en un lugar donde asesinan a la gente por estas razones. Eso, sumado a que muchas mamás han salido a las calles ha defender la vida [5]”.

La presencia de mujeres y de los movimientos feministas en ésta y otras manifestaciones populares en la región se destaca porque visibilizan y denuncian crímenes por razones de género, como las denuncias de violencia sexual por parte de miembros del ESMAD [6] a jóvenes en los puntos de resistencia y también buscan una “protección colectiva”.

“La violencia sexual ha sido un arma de control utilizada en Colombia durante el conflicto armado en el ámbito rural -dice Rodríguez-, pero ahora lo que pasa es que lo ves en la esquina de tu casa y esto está provocando un gran impacto social, una sociedad que comienza a darse cuenta de lo que ocurre o de que ese conflicto sigue pasando”.

“Lo dramático en Colombia es que la guerra se normalizó tanto y se sentía tan ajena desde lo urbano, que casi como que era un relato del pasado o de una zona muy lejana, entonces casi que no se sentía real. Estos hechos [ocurridos durante el Paro] lo traen a la puerta de tu casa, al desayuno”.

Además criticó las reuniones de negociaciones que mantiene el Comité de Paro con actores de gobierno: “Hay dos realidades: una la que se vive en las calles y otra la de esas instancias formales”. El Comité ha recibido críticas desde diversos movimientos sociales que consideran que no es representativo de todas las expresiones que se dan en el Paro, como señalaban los entrevistados en el último programa Voz Campesina [7].

Ante la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) del 8 al 10 de junio, Rodríguez expresó que la expectativa es que “realmente se pueda detener y poner un límite a la represión evidente”.

La plataforma Grita, llevada adelante por la ONG Temblores [8] e Indepaz, verificó que entre el 28 de abril y el 31 de mayo del 2021 ocurrieron, al menos, 3.789 casos de violencia por parte de la fuerza pública a nivel nacional, dentro de los cuales 45 corresponden a homicidios.

“A veces una siente que ya no hay límite: gente disparando a plena luz del día. Siguen siendo noches de terror, aunque ya no se diga nada o le hayan bajado el perfil en los medios masivos de comunicación”, señaló la coordinadora de CENSAT.

¿DESPUÉS DEL PARO, QUÉ? IMAGINAR

“Ojalá no se vuelva a esa normalidad de miseria a la que se pretende regresar [desde el gobierno]. Ojalá que se tomen en cuenta las propuestas de lxs jóvenes y que se les permitan crear cosas que ellxs se imaginen. Los movimientos también tenemos que transformarnos, hay mujeres y jóvenes que no han sido escuchados y que traen otras formas que no caben en las formas más tradicionales de andar”, concluyó Tatiana Rodríguez.