«Somos las que le ponemos el cuerpo y las manos al trabajo en la tierra», dicen las compañeras de la Unión de Trabajadoras Rurales Sin Tierra desde Mendoza (Argentina). En la cercana provincia argentina de Santiago del Estero, las mujeres del Movimiento Nacional Campesino e Indígena (MNCI-CLOC-VC) salen del monte «al encuentro» con las mujeres urbanas «por la producción, la soberanía alimentaria, la reforma agraria integral, contra los desalojos y el patriarcado, por la vida y la dignidad luchamos unidas contra la explotación y la opresión», como anuncia Deolinda Carrizo.
Desde la Marcha Mundial de Mujeres de Brasil, Helena Zelic, llama a una gran marcha feminista «por el mundo que queremos», rechazando el gobierno de Jair Bolsonaro, que pretende implementar una agenda económica neoliberal, a través de una reforma de pensiones -entre otras medidas que impactarán fuertemente a las mujeres-. Marcharán por la democracia, la libertad de Lula, contra la violencia y la criminalización a los movimientos sociales. Exigen Justicia para Marielle Franco
En Colombia, la Coordinación Nacional Agraria se moviliza este 8 de Marzo en todas las plazas públicas el país bajo la consigna: «Las mujeres seguimos trenzando la vida, los territorios y la paz». La convocatoria surge desde Santander de Quilichao (Cauca). Se movilizarán miles de mujeres de los movimientos sociales y políticos, trabajadoras, campesinas, artistas, indígenas, negras, estudiantes, jóvenes, en condición de discapacidad, LGTBI, feministas, defensoras del territorio, congresistas populares, internacionalistas, lideresas y defensoras de DDHH, para protestar, proponer y exigir respeto y protección de la vida y los territorios, una solución política al conflicto armado, la garantía de los derechos y la soberanía de sus pueblos, entre otras.
Clemen Bareiro de la Articulación Feminista de Paraguay, que es parte de la organización del Paro de Mujeres en ese país, remarcó que la defensa de los derechos laborales es central en esta huelga. En este contexto, campesinas e indígenas son expulsadas del acceso a la tierra; la brecha salarial es profunda, ya que los hombres ganan un 37 por ciento más que las mujeres por el mismo trabajo realizado; para las mujeres es difícil acceder a puestos jerárquicos por la discriminación de género y porque el Estado no cubre las tareas de cuidado que las mujeres. Además, les preocupa especialmente la situación de las trabajadoras domésticas que cobran el 60 por ciento del salario mínimo nacional.
«Mujeres que luchan»: eso dirán los lienzos del Banderazo que hará la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI) en Chile, que se moviliza junto a la Coordinadora 8M del país trasandino. «Desde hace 20 años luchamos contra el sistema económico capitalista, extractivista, racista, patriarcal», dijo Gabriela Curinao, directora nacional de ANAMURI a RMR, quien denunció una vez más la violencia institucional sistemática que sufren las comunidades mapuche, con mujeres que han sufrido persecución, torturas y criminalización por defender sus territorios. ANAMURI reivindicará «la historia de las mujeres que nos precedieron en la conquista por la igualdad de derechos sociales y políticos, la autonomía y la visibilización de nuestras demandas específicas como no Más violencia hacia las mujeres en la vida y en el trabajo, los derechos sexuales y reproductivos, incluido el aborto libre seguro y gratuito, no al acoso callejero, etcétera».
Desde Amigos de la Tierra Internacional, la presidenta de esa Federación ecologista, Karin Nansen afirmó: «El 8 de marzo es un día fundamental de la lucha feminista, cuando las mujeres en todo el mundo salimos a las calles para levantar nuestras voces contra el patriarcado. Como organización que lucha por la justicia ambiental, social, económica y de género, entendemos que las múltiples crisis que enfrentamos son consecuencias de un sistema que nos impone una lógica perversa, de acumulación capitalista y patriarcal, que destruye nuestros territorios y medios de sustento, privatiza y mercantiliza la naturaleza y las distintas esferas de la vida, explota el trabajo y el cuerpo de las mujeres e impone su brutal violencia contra las mujeres».
Por eso, Nansen dijo que ATI se suma a las movilizaciones «en solidaridad con el movimiento feminista para decir una vez más ‘NO AL PATRIARCADO'» y recordó el compromiso de la Federación «a desmantelar un sistema que impone a las mujeres el trabajo de los cuidados sin reconocerlo como trabajo, un sistema que explota ese trabajo y garantiza la acumulación de capital mediante esa explotación. Un sistema que niega a las mujeres el derecho a ser sujeto político».