En medio de bombardeos, crímenes de guerra, asesinatos masivos de civiles, en su mayoría mujeres y niñas/os, personas desaparecidas, hambruna y devastación de ciudades enteras, hablar sobre justicia ambiental [1] parece una cuestión menor. Pero no lo es. El vínculo entre la destrucción ambiental de un territorio y la de su pueblo originario es inseparable.
Residuos químicos en la tierra, el agua y el aire, falta de electricidad para potabilizar el agua, humo espeso y negro constante, cuerpos en descomposición por donde se mire. No solo las bombas y las balas matan. También mata la hambruna y la deshidratación, las enfermedades y la desesperación. También asesinan cuando planifican la destrucción ambiental de un territorio. Porque destruir la tierra, es destruir la vida.
Esta nota recoge los intercambios realizados en el webinario: Crisis medioambiental y humanitaria en Gaza y Cisjordania [2], organizado por Amigos de la Tierra Internacional [3] y PENGON – Amigos de la Tierra Palestina [4]. Contó con la participación del experto jurídico Dr. Nasser Al Rayes, Rasha Abu Dayyeh, de PENGON, Yasmeen El-Hasan, de la Unión de Comités de Trabajo Agrícola de Palestina (UAWC [5], parte de Vía Campesina), y el Dr. Abdelrahman Al Tamimi, del Grupo Palestino de Hidrología. La diputada francesa Elsa Faucillon, de la Izquierda Democrática y Republicana, realizó los comentarios, y el eurodiputado Mounir Satouri, del grupo de Los Verdes (Greens/EFA), estuvo a cargo de la moderación.
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Satouri abrió el webinario mencionando la apropiación histórica de los recursos hídricos en Palestina: “no es un fenómeno reciente, el agua es un elemento vital y geoestratégico”. Para sostener esta afirmación recordó que la población palestina no tiene acceso a los recursos del río Jordán y debe pedir autorización para usarlo. Además, expuso los siguientes datos: “las familias palestinas solo pueden hacer pozos hasta 140 metros, mientras que las israelíes pueden hacerlo a 800 metros. Además, a los colonos israelíes en Cisjordana se les permite consumir 300 litros de agua por persona, por día, mientras que las palestinas solo tienen derecho a 60 litros”. También puso sobre la mesa el trazado israelí del muro del Apartheid y cómo su trayecto fue pensado para acaparar los recursos hídricos palestinos, además de que para su construcción arrancaron más de 100.000 olivos.
El Dr. Nasser Al Rayes, experto en derecho internacional y humanitario, comenzó su exposición dejando claro que, según la Convención de Ginebra y sus protocolos asociados, Palestina es una tierra ocupada [6]. Entre otras cosas el experto habló de la destrucción de infraestructura en Gaza y sus efectos sobre la población palestina. “La red de plantas de tratamiento de residuos sólidos ha quedado destruida, y son residuos en descomposición, por lo cual hay una propagación de enfermedades”. Vinculado a esto, el especialista mencionó que “destruir hospitales es parte de la política sistemática de Israel para privar a la población palestina del derecho al servicio médico y a la salud”.
Nasser Al Rayes cerró su intervención afirmando que Israel viola las convenciones internacionales, está cometiendo crímenes de guerra y por tanto crímenes de lesa humanidad. “Israel debe rendir cuentas por la ejecución de estos planes”, aseguró, y dio paso a la ingeniera y especialista en agua y medio ambiente Rasha Abu Dayyeh, de PENGON.
“El uso de misiles y explosivos, por ejemplo, fósforo blanco, gases y otras sustancias perjudiciales para el medio ambiente, han hecho que grandes zonas de Gaza ya no sean aptas para cultivos agrícolas. Además, los restos de estas armas no se han tratado adecuadamente a través de métodos sanitarios y su descomposición entra en el suelo y luego en aguas subterráneas. Esto es también un crimen de guerra”, dijo Abu Dayyeh. También resaltó que hay problemas con el tratamiento de los residuos médicos y con la potabilización del agua por los cortes de electricidad planificados. “Israel de forma deliberada ha negado cuestiones básicas para la vida humana como castigo colectivo”, finalizó la ingeniera y activista.
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El Dr. Abdelrahman Al Tamimi, del Grupo Palestino de Hidrología, realizó un breve recorrido histórico de la ocupación israelí del territorio palestino, para dejar constancia que el asedio y despojo al pueblo palestino no comenzó en octubre de 2023, sino que lleva más de 76 años. Es la continuación del proyecto colonizador israelí que comenzó con la Nakba en 1947, el sistema de apartheid impuesto a la población originaria palestina y sus posteriores avanzadas territoriales.
Los daños medioambientales no son colaterales [7], son parte del plan. “El 9 de octubre el Ministro de Defensa Israelí ordenó un asedio total sobre la electricidad, el agua y el combustible en Gaza, un asedio que sigue hasta el día de hoy”, dijo Al Tamimi. También mencionó que un 93% de los pozos de agua freática (subterránea) no están funcionando. Esto significa que cientos de familias palestinas no tienen agua limpia para cocinar, beber y bañarse. Todo esto trae aparejado hambruna, deshidrataciones y enfermedades por utilizar agua contaminada.
Elsa Faucillon, diputada francesa de la Izquierda Democrática y Republicana, habló sobre la importancia del apoyo de la comunidad internacional a Palestina. Sobre la tierra, dijo: “cuando hay un proyecto colonizador, hay una desposesión de la tierra y hay voluntad de acaparar esas tierras para poner allí sus proyectos más contaminantes, proyectos que no quieren colocar en las tierras donde viven los colonos (…). Lo que sucede en Gaza hoy es un proyecto genocida y ecocida”.
Sobre el final, Yasmeen El Hasan, de la Unión de Comités de Trabajo Agrícola en Palestina, señaló: “Israel practica el colonialismo de asentamiento. Esto conlleva el desplazamiento de la población autóctona de la tierra para sustituirla por una población colona. La clave aquí es el robo de tierras, todo pasa por la tierra y harán lo que sea para robarla, incluyendo su destrucción, su explotación y también el genocidio de nuestra población”.
Uno de los objetivos del Estado de Israel, según El Hasan, es eliminar el vínculo de la población autóctona con la tierra, que es de interdependencia, sin importar las consecuencias humanitarias. También habló de la restricción de movilidad para la población palestina y cómo eso les impide conseguir los elementos básicos para la vida. Para finalizar aseguró: “no hay justicia ambiental sin justicia Palestina, y no hay justicia Palestina sin soberanía Palestina”.
- Para profundizar sobre este tema, también recomendamos el webinario organizado por Amigos de la Tierra Australia [8]: Nakba ambiental – Foro de Primeras Naciones sobre los efectos de la colonización en las tierras Indígenas [9].
- Si deseas colaborar, en solidaridad con Amigos de la Tierra Palestina – PENGON [4], haz clic aquí [10].