El Parlamento balear aprobó el 12 de febrero una ley de Cambio Climático y Transición Energética que promueve el cierre gradual de la central térmica y apostar a la instalación de energías renovables para empresas y autoconsumo domiciliario.
Desde Amigos de la Tierra consideran que esta ley es “transversal y pionera” para el Estado español y muy favorable para que empresas, industrias y la ciudadanía reflexionen y cambien hábitos en el consumo de energía, señaló Ángel Gallego, portavoz de Amigos de la Tierra Mallorca, en diálogo con Radio Mundo Real.
Con 37 votos a favor, ninguno en contra y 19 abstenciones, la decisión legislativa marca el camino para lograr una transición energética justa hacia un modelo 100 por ciento renovable en las Islas Baleares.
Entre las medidas que establece la ley se destacan: la reducción en un 40 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí al 2030 y entre un 80 y 95 por ciento para el año 2050 (tomando 1990 como año base); que el 35 por ciento de las energías sean renovables en 2030 y descarbonizar la energía balear a través del cierre gradual de la central térmica de Es Murterar para 2025.
También se prevé crear una Comisión Interdepartamental de Cambio Climático para definir y coordinar líneas de trabajo y un Comité de Expertos que asesore al gobierno local sobre las estrategias para la transición energética justa.
Otra medida destacada es la creación de un Registro de Huella de Carbono que establecerá obligaciones concretas a grandes y medianas empresas que operan en las Islas. Esto obliga a incorporar un análisis de los impactos sobre el cambio climático y a tenerlos en cuenta en las decisiones (obras, infraestructuras, etc.) del Gobierno Balear y resto de administraciones de las Islas.
También incluye la medida de prohibir la circulación por las islas de vehículos con motor diésel en 2025, y la circulación del resto de los vehículos de combustión interna a partir de 2035, aunque solo afecta a los vehículos no radicados en la región isleña.
De esta manera, la ley permitirá cambiar el paradigma energético actual que está basado en energías fósiles y pasar a otro basado en energías renovables, apostando a energía eólica y fotovoltaica, deseando que éstas últimas no sean megaparques sino instalaciones de autoconsumo domiciliario compartido -por ejemplo, entre vecinos de un mismo edificio.