Cada 7 de septiembre Brasil conmemora su Día de la Independencia. Este año, el presidente Jair Bolsonaro decidió hacer un acto contra el Poder Judicial y para presionar al Congreso, llamando a sus seguidores de ultraderecha a movilizarse en Brasilia y San Pablo.
«No podemos aceptar más presiones políticas en nuestro Brasil. O el jefe de ese Poder (Judicial) no encuadra a los suyos o ese Poder puede sufrir aquello que nosotros no queremos», amenazó el presidente. Se refería al titular del Tribunal Supremo, Luiz Fux.
Horas antes, unos cien líderes políticos y referentes intelectuales como Adolfo Pérez Esquivel o Noam Chomsky, habían advertido en una carta pública sobre los intentos golpistas de Bolsonaro [1]. El presidente amenazó varias veces con cancelar las elecciones presidenciales de 2022 si el Congreso no aprueba unas reformas radicales en el sistema electoral del país.
Ante las movilizaciones convocadas por Bolsonaro, los movimientos sociales respondieron en todo el país. Mauro Ramos, periodista de Brasil de Fato, analizó para RMR la jornada.
«Para Bolsonaro fue una gran prueba. Él mismo dijo que el 7 de septiembre iba a ser una foto para mostrar el apoyo que tiene. Para los movimientos sociales fue un día más para mostrar la solidaridad, la resistencia y la gran capacidad de movilización que tienen».