En el webinario, representantes ANAMURI, SOF, SOCLA, REDES y GRAIN-Acción por la Biodiversidad en Argentina, van a proponer un análisis colectivo sobre los procesos que tienen lugar en la región que niegan el carácter profundamente transformador de la agroecología y pondrán en valor su dimensión social, política y económica, así como los desafíos que enfrentan las organizaciones que históricamente han promovido la soberanía alimentaria y la agroecología.
Pablo Galeano, integrante de REDES-Amigos de la Tierra [3] y panelista en el webinario, brindó a Radio Mundo Real más detalles sobre los motivos de organizar esta actividad: «Desde que la FAO toma la agroecología como propuesta (en 2018), varios gobiernos toman el concepto intentando sacarle su sentido político y solo usarlo como un conjunto de técnicas para manejar los agroecosistemas de una manera más amigable. La agroecología no es eso: la agroecología tiene componentes de movimiento, de organización, apunta a democratizar los procesos de decisión y construir soberanía alimentaria».
Carlos Vicente, integrante de GRAIN y de Acción por la Biodiversidad [4], nos explicaba desde Buenos Aires que la Cumbre de la ONU incorpora a la agroecología «vaciándola de contenido», tomando solo “la cuestión técnica”, sin profundizar en otras transformaciones necesarias, que van desde la soberanía alimentaria hasta la redistribución de la tierra. «La cooptación pasa por cómo las corporaciones que manejan el sistema alimentario agroindustrial quieren vaciar de contenido la agroecología, tomando solo la cuestión ‘técnica’ y no profundiza en otras transformaciones necesarias, que van desde la soberanía alimentaria hasta la redistribución de la tierra”.
¿Qué pasa en Uruguay, donde varias organizaciones como REDES y la Red de Semillas Nativas y Criollas lograron a fines de 2018 la aprobación de una ley que promueva la agroecología a través de un Plan Nacional? Es un proceso que hoy, con el gobierno de Luis Lacalle Pou, está «trancado», dice Galeano.
Desde Brasil participará Mirian Nobre de Sempreviva Organización Feminista. Esta activista, dedicada a estudiar cómo la agroecología promueve prácticas de economía feminista y fortalece alianzas entre mujeres del campo y de la ciudad [5], explicó su preocupación en torno a que la agroecología sea tomada como una práctica por parte de las corporaciones para compensar servicios ambientales.
“Pensando en la cooptación de la agroecología, las preocupaciones que estoy empezando a mirar tienen que ver con la certificación agroecológica y las certificadoras, porque acá en Brasil intentamos un proceso de certificación participativa, que siempre tuvo límites. Ahora está fuerte el tema de certificaciones relacionadas al pago de servicios ambientales como requisito para algunos proyectos de financiación. También lo que está pasando es que algunas certificadoras reconocidas acá están siendo compradas por certificadoras internacionales”.
El pago de servicios ambientales es una suerte de “compensación financiera por servicios prestados al medioambiente”. El capitalismo que se pinta de “verde” quiere lograr la privatización y comercialización generalizada de los distintos componentes de la biodiversidad. La realización de contratos de pago por servicios ambientales, como la sustitución de agua, la captura de carbono, la regulación de lluvias, generación de nutrientes para el suelo para la agricultura para dar fertilidad de los suelos o incluso la polinización realizada por insectos y pájaros, supone poner precio a estos componentes de la biodiversidad para que puedan ser comprados y vendidos. En este caso sería recibir compensaciones financieras si se produce agroecológicamente.
Por su parte, la referente campesina chilena Francisca «Pancha» Rodríguez de ANAMURI [6] remarcó que la cooptación de la agroecología es una respuesta desde las corporaciones ante la crisis del sistema alimentario actual:
«Estamos frente a uno de los peligros más grandes que azota a la humanidad (junto con todos estos virus) que es: cómo se siguen apoderando de nuestros sistemas alimentarios y nos convierten en seres dependientes de una agricultura que provoca cambios increíbles en nuestra forma de ser, en nuestra vida, en nuestra salud, y todo lo que nosotros hacemos termina siendo ganancia de las empresas, desde nuestro trabajo, nuestro consumo, nuestra salud, el aire que respiramos, el agua que podemos beber, todo queda en manos de las empresas. Por eso buscamos la liberación de este capitalismo avasallador que se ha apoderado de una parte importante de nuestra alimentación. Y cuando se apoderan de tu alimentación, se apoderan de tu vida. Por eso nuestra lucha es por la vida, y es una lucha que tenemos que dar todas y todos, sin excepción».
Vicente y Rodríguez destacaron la importancia de involucrarse en la defensa de la agroecología, como parte de la defensa de la soberanía alimentaria, de la democratización en las formas de producir alimentos sanos y de luchar por el acceso a la tierra.