El 24 de abril de 2013, el edificio en Savar (Bangladesh) de la fábrica textil “Rana Plaza” colapsó y se derrumbó. Murieron 1127 personas que trabajaban allí -en su mayoría eran mujeres-, otras 2437 resultaron heridas y con secuelas físicas y psicológicas.
Entre los escombros quedaban al descubierto las condiciones inhumanas en que estas trabajadoras realizaban sus tareas a cambio de un salario miserable, lo que generó un movimiento internacional para exigir la reparación de la víctimas por los daños ocasionados.
El debate se actualiza cada año con trabajos precarios o en la informalidad, como las maquilas en Ciudad Juárez, las actividades mineras en Minas Gerais, la cadena del agronegocio explotando a jornaleras en Huelva e incluso explotándolas sexualmente, los atropellos -literales y en sus derechos laborales- que sufren quienes hacen rodar bicicletas en cualquier capital del mundo cargando una mochila y comida caliente para llevar.
Desde 2015, la Marcha Mundial de Mujeres recuerda el crimen cometido en Rana Plaza [1] y llama a la acción cada 24 de Abril como Día de Solidaridad Feminista Contra las Empresas Transnacionales [2]. Este año serán 24 Horas de Solidaridad a través de diversas actividades y conversatorios virtuales, para reflexionar sobre el trabajo de las mujeres en las dinámicas de la economía mundial, en especial sobre el papel de las transnacionales en la precarización laboral y en los abusos a la clase trabajadora.
La federación ecologista Amigos de la Tierra Internacional (ATI) se suma a estas horas de solidaridad, como parte de su lucha contra la impunidad con la que actúan las empresas transnacionales en todo el mundo, y para acompañar la agenda de la Quinta Acción Internacional de la Marcha Mundial de Mujeres.
Con Leticia Paranhos, coordinadora del programa de Justicia Económica y Resistencia al Neoliberalismo [3] de ATI, hablamos sobre cómo se suma la federación a este día de lucha, desde las bases hasta a nivel internacional con una perspectiva antipatriarcal.
«Para Amigos de la Tierra Internacional es muy importante movilizarnos a nivel global y denunciar la perversidad de las transnacionales que causan muertes en su afán de no ‘parar’ la economía”, dijo Paranhos recordando “cuando representantes de este sector, o incluso a jefes de Estado capturados por este sector, dicen que algunas vidas son ‘desechables’, que lo que importa es la economía capitalista, que la acción del capital no puede parar… eso demuestra mucho la perversidad de este sistema y de sus actores centrales”.
Paranhos también recordó la participación de ATI en las negociaciones para garantizar un tratado jurídicamente vinculante sobre empresas transnacionales y derechos humanos [4] en el marco de las Naciones Unidas: “Las empresas tienen mecanismos para juzgar a los Estados [si entienden que perjudican sus proyectos]. Por eso necesitamos un cambio radical del sistema, que regule a las empresas transnacionales y blindar los derechos de personas afectadas por los proyectos y acciones de las ETN en diversos países del mundo. Hoy las empresas no se responsabilizan por nada de lo que hacen y actúan con impunidad”.