La Red por la Defensa de una Infancia mapuche Libre y sin Represión trabaja en escuelas para educar en derechos humanos
“Trabajamos por la defensa de una infancia que ha sido sistemáticamente vulnerada por los Estados de Chile y Argentina, invisibilizada y discriminada por el sólo hecho de ser mapuche, pertenecer a algún lof y defender la tierra”, cuenta Onésima Lienqueo a Radio Mundo Real. Ella es pedagoga, defensora del territorio y vocera de la Red por la Defensa de la Infancia: Infancia Libre y Sin Represión.
Su trabajo se inspira en revertir la discriminación que sufrió cuando era niña y los adultos referentes de su entorno callaban, callaban por temor, callaban para no multiplicar la represión sobre sus cuerpos y sus familias. Su trabajo es empoderar a les pichikeche (“niños y niñas” en lengua mapudungun). Su trabajo es recoger denuncias de torturas físicas y psicológicas, ataques con gases lacrimógenos y secuestros de niños que los Carabineros hacen dentro de las escuelas en territorio patagónico. Pero también su trabajo es educar en derechos, que les pichikeche conozcan sus derechos y puedan exigir que se cumplan, para que no naturalicen las violaciones hacia su integridad y su dignidad.
La represión que sufren es constante y sistemática: entre 2016 y 2018 se han registrado 136 casos denunciados por vulneración de derechos desde el Estado hacia la infancia mapuche, recuerda Onésima, lo que ha derivado en una decena de recomendaciones internacionales hacia el Estado chileno, desde cumplir legislaciones vigente de protección de derechos hasta modificar protocolos para que sean más garantistas. “Atacan a los hijos de los dirigentes en las escuelas a las que asisten. Hemos tenido a niños y jóvenes muertos, allanados y baleados dentro de sus propias casas”.
Uno de las últimas denuncias fue realizada a mediados de junio por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) regional de la Araucanía, el Centro de Investigación Sur (CID SUR) y familiares de niños torturados, que presentaron querellas contra Carabineros de Chile en favor de cuatro niños mapuche de la comuna de Ercilla, por haber sido desnudados e interrogados por los policías.
En este gobierno de Sebastián Piñera, la represión se ha incrementado porque “hay fuerzas especiales creadas para tal fin”, dice Lienqueo y se multiplican las acusaciones directas de criminalización hacia el pueblo mapuche, por detener al capital extractivo y estar en contra de los latifundios. «Antes nos llamaban ’borrachos y ladrones’, hoy nos dicen ’terroristas y violentos’”.
El impacto de la ley antiterrorista es tal que ha permite juzgar a menores de edad, privados de libertad en la cárcel de Chol chol. A esta violación de derechos se suma una vulneración silenciosa: la falta de acceso al agua. Señala Onésima que, mientras Chile se muestra a nivel internacional como “polo energético”, no tiene agua para su población: “Hay escuelas que han cerrado por la falta de niños, pero otras que cerraron por la falta de acceso al agua”.
“Se está haciendo, como una política de Estado, atacar a la infancia y a las mujeres defensoras de la tierra, principalmente, a quienes les sacan sus niños y los llevan al SENAME”, bajo órdenes de la Oficina de Infancia que tiene informes psicopedagógicos en los que dicen que esos niños sufren vulneración de derechos y malas condiciones económicas y deben ser alejados de sus hogares: “Los alejan de sus madres para que ellas dejen su lucha a cambio de que los pichikeche vuelvan. Esos niños se van a levantar en algún momento a defender el territorio pero, cuanto mayor represión, mayor odio van a tener hacia el Estado”, advierte la defensora.
“El Estado es indolente y la Justicia no trabaja para las personas sino para el latifundio”, afirma Onésima. De allí la importancia de educar en derechos humanos, para enseñar al niño “a que no normalice la violencia, ni que baleen o allanen su casa, a que no se normalice que tengan trastornos del sueño” y, por el contrario, que “tengan su identidad fortalecida como mapuche, como infancia rural, para sentirse parte de la tierra”.
Empoderando a las niñas y a los niños, dice esta pedagoga, ellos cambian a su familia: “Los cambios comienzan en la infancia. Desde la infancia queremos cambiar el mundo”.