El gobierno noruego dio luz verde el 14 de febrero a un nuevo proyecto minero de cobre que llevará a que se desechen anualmente dos millones de toneladas de residuos de metales pesados en el fiordo de Repparfjord, en la provincia de Finnmark (encima del Círculo Polar Ártico), protegido para conservar su población de salmones. La decisión enfrenta gran rechazo popular y será apelada.
Para la presidenta de Amigos de la Tierra Noruega, Silje Ask Lundberg, no hay dudas: el emprendimiento en Repparfjord “es uno de los proyectos industriales más perjudiciales a nivel ambiental de la historia del país”, dijo, citada en un comunicado de prensa de la organización ambientalista. La aprobación gubernamental viola varias normativas que protegen el fiordo y sus salmones. Ya se están planeando manifestaciones de desobediencia civil, a cargo de los Jóvenes de Amigos de la Tierra Noruega.
Desde la organización ambientalista alertan que el vertido de desechos tóxicos mineros matará varias poblaciones de peces y todo tipo de vida marina en la zona inmediata a las descargas, pero también a mayores distancias. Agregan que numerosos científicos han llamado la atención sobre los impactos negativos de esos vertidos, y que Noruega es uno de los sólo cinco países en el mundo que todavía permiten que se arrojen desechos mineros en sus mares.
Además, el proyecto, a cargo de la minera noruega Nussir, afectará gravemente la vida del pueblo indígena sami en la zona, que se dedica a la pesca y la cría de renos y se opone al emprendimiento.
La presidenta de Amigos de la Tierra Noruega aseguró a Radio Mundo Real que “aún nada está perdido”. Contó que el proyecto minero ha generado un inmenso rechazo en la población en general en el país y que tienen una petición contra el emprendimiento con más de 60 000 firmas, y más de 4000 personas que quieren estar en las acciones de desobediencia civil.
“Esperamos que cuando apelemos esta decisión (para lo cual hay un plazo de dos semanas) el gobierno la revierta, y nos basamos en sus propias declaraciones sobre cuánto implica este tema para ellos”, dijo Silje. “Esperamos que haya un debido proceso y que todavía no tengan una decisión final”, agregó.
Según denuncian los ambientalistas, el vertido de residuos de una mina anterior en el mismo fiordo, en una escala menor que lo que ahora se aprobó con el proyecto de Nussir, condujo a una gran caída en la población de salmones que llevó 13 años recuperar.