El sábado empezó en la localidad de Sharm El-Sheikh, Egipto, la decimocuarta Conferencia de las Partes (COP 14) del Convenio sobre Diversidad Biológica (CBD, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas (ONU), bajo el lema “Invertir en biodiversidad por la gente y el planeta”. La cita mundial va hasta el 29 de noviembre.
El ambientalista Isaac Rojas, coordinador del programa de Bosques y Biodiversidad de Amigos de la Tierra Internacional (ATI), presente en la COP, alertó que el planeta atraviesa una “catastrófica pérdida de biodiversidad”, crisis que “al igual que el cambio climático es promovida por el modelo de desarrollo” (capitalista).
El activista de origen costarricense, que tiene vasta experiencia en Amigos de la Tierra, y muchos años siguiendo el desarrollo de las negociaciones en la ONU en materia de diversidad biológica, analizó antes de la COP, y en un Mano a Mano con Radio Mundo Real, algunos de los temas clave de las tratativas.
Es que Rojas siguió de cerca en los primeros días de julio los avances de dos cuerpos centrales de la CBD: el Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico (SBSTTA, por sus siglas en inglés) y el Órgano Subsidiario sobre la Aplicación (SBI, también por sus siglas en inglés). Nos interesaba la mirada de Rojas sobre esta COP en Egipto, porque con su dominio de los temas trabajados a mediados de año nos podía “desmenuzar” los detalles de lo que se negociará ahora.
Las tratativas ocurren el año en que se cumple el 25 aniversario de la CBD, por lo que quisimos saber la evaluación del representante de ATI. “Los 25 años de la CBD no pueden ser positivos porque hay una gran crisis de pérdida de biodiversidad, que no se ha podido detener”, consideró.
El ambientalista quiso reconocer y destacar algunos avances de la CBD, desde una mirada crítica pero muy constructiva, como él mismo aseguró. “La Convención ha avanzado en algunos temas que son fundamentales, como el reconocimiento de pueblos indígenas y comunidades locales como actores esenciales en la conservación, preservación y manejo de la biodiversidad”. Agregó además que es una Convención que ha abierto el espacio a diversas voces, voces muchas veces disidentes con el proceso de trabajo en la ONU.
No todas las negociaciones de la ONU son siempre tan abiertas a las organizaciones de la sociedad civil. Las negociaciones de clima de la ONU, por ejemplo, han sido denunciadas en reiteradas oportunidades por varios movimientos y organizaciones sociales, entre ellas ATI, de ser un espacio absolutamente capturado por el poder corporativo.
Aún con ese reconocimiento a la CBD, Rojas prendió la luz de alarma: “desde la COP anterior (Cancún, México, diciembre de 2016 [1]) vemos una fuerte presencia de los intereses corporativos en la Convención, con una gran cantidad de beneficios y ventajas sobre los demás sectores”.
La biología sintética es un tema crucial para ATI en las negociaciones [2]. La federación ambientalista, con presencia en 75 países, ha alertado que las tecnologías de ingeniería genética que intentan diseñar y rediseñar sistemas biológicos o incluso crear nuevos, podrían cambiar drásticamente la naturaleza como se conoce hoy. ATI ha reclamado a los países parte de la CBD que se reglamente el desarrollo de esas nuevas tecnologías, que aún no se han sometido a evaluaciones de riesgos. En particular, la federación solicitó una moratoria a los impulsores genéticos, que permiten introducir genes en un especimen con el objetivo de cambiar la especie o extinguirla.
Pero otro de los temas que surgió con mucha fuerza en la COP de Cancún, según nos explicó Rojas, es el de “mainstreaming”, o la incorporación de la biodiversidad en otros sectores, como el forestal, pesquero, agrícola, minero o de turismo, por nombrar algunos ejemplos.
Así explicó Rojas la lógica que respalda este nuevo desarrollo en las negociaciones internacionales: “si la biodiversidad se incorpora en los demás sectores y deja de ser un asunto exclusivo de los ministerios de ambiente; y también el Ministerio de Agricultura, el de Pesca o cualquier otro empiezan a ver la variable biodiversidad, se van a dar más medidas para protegerla de las que hay actualmente”. “Y por lo tanto se podría pensar que la pérdida de biodiversidad se va a detener en algún momento, porque a todo el mundo le va a interesar un poco más”, agregó. El activista tico, sin embargo, no es tan optimista. “La discusión en la CBD puede estar tomando rumbos que más bien vayan a tener un impacto negativo, en el sentido de inventar o ir creando nuevas fórmulas para hacer esto”. Fórmulas que en realidad no tengan como centro la protección de la biodiversidad.
Vinculado al punto Rojas habló de los mecanismos de compensación en biodiversidad. Alertó que las negociaciones en la CBD, de la forma en que se han dado, pueden profundizar la creación de “falsas soluciones o verdaderas trampas”, para “legitimar negocios que lejos de proteger la biodiversidad la vuelven una mercancía, y eso podría acelerar más bien su pérdida”.
La mención en este momento al mecanismo de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques (REDD) fue inevitable. Consultamos a Rojas y aseguró que “REDD es una falsa solución que erosiona, debilita y hasta violenta los derechos colectivos de los pueblos y en términos reales no ofrece mayor protección”.
Para el representante de ATI, las soluciones reales a la pérdida de biodiversidad, en la que la deforestación de selvas y bosques es un aspecto gravísimo, pasan por la agroecología, el manejo comunitario de bosques y de la biodiversidad, el fortalecimiento de derechos de pueblos indígenas y comunidades locales.
“Lastimosamente las soluciones reales no son fortalecidas a nivel nacional al ritmo que deberían. Es más, en muchos países se les debilita, se les erosiona y no se les toma en serio”, se lamentó Rojas. “Esto a pesar de la evidencia científica que cada vez es mayor y que nos dice que los bosques protegidos, manejados por pueblos indígenas u otras comunidades locales, son más ricos en biodiversidad que los bosques protegidos bajo el sistema de parques nacionales sin gente”. “Y esto es triste porque la solución la tenemos ya. No tenemos que inventarnos economías o mecanismos de colores”, dijo, en alusión a la apuesta de la CBD por la economía verde.
“La solución pasa por cambios de sistemas reales, donde los pueblos, las comunidades, vuelvan a tener sus destinos en sus manos, y decidir a nivel local qué se va a hacer y qué no en determinados territorios; y también pasa por poner límites al poder corporativo y responsabilizarlo por los crímenes contra la humanidad”, cerró Rojas.