“Nuestro homenaje será para los que cayeron ayer y para quienes resisten hoy”, dijo a RMR la integrante de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) – Vía Campesina. Recuperar la identidad de clase y campesina, resistir los TLC, dar lugar a las nuevas generaciones en los movimientos, son parte de sus reivindicaciones actuales.
En plena preparación de la “mística” para realizar este 17 de abril, durante la asamblea de mujeres campesinas productoras agrícolas chilenas, Francisca dijo que será “un día de reflexión política y de insurgencia” en un contexto en que las organizaciones campesinas e indígenas necesitan “recuperar la conciencia de su identidad de clase” contra la competencia y la falta de solidaridad que fomenta el emprendedurismo en el sistema capitalista.
La histórica referente e integrante de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas de Chile (ANAMURI) y de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) – Vía Campesina, se refirió a la situación en Brasil y el ejemplo de lucha que dan el Movimiento Sin Tierra (MST) y la CLOC-VC de ese país.
En diálogo con Radio Mundo Real, dijo que hay que estar alerta por la ofensiva que hay hoy contra los movimientos sociales en Brasil y señalo que, si bien “Lula es el personaje, la conciencia y la razón del pueblo es defender la identidad de clase que acompaña resistencias como lo hace el MST que, desde su constitución, nos ha mostrado un camino: el de poner contenido a las luchas, como también lo ha hecho la CLOC- Via Campesina en Brasil. No es la recuperación de las tierras por la recuperación en sí misma: esta lucha está inserta en una más grande que es defender uno de los derechos vitales que es la alimentación”.
Además, exhortó a no olvidar las peleas que están dando los movimientos sociales, campesinos e indígenas también en el proceso de paz en Colombia y la ofensiva vigente contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Rodríguez se manifestó contra los tratados de libre comercio (TLC) en Chile, como el que ese país espera trazar con Uruguay -del que advirtió la necesidad de resistir, especialmente, a la incorporación “siniestra” de un capítulo dedicado a Mujeres y Comercio-.
Pancha también se refirió a la situación en su país, luego de que Sebastián Piñera volviera este año a presidir Chile tras ser electo en 2017: “Este gobierno de derecha apunta a terminar con la agricultura campesina. Los programas productivos que tiene para agricultura familiar campesina e indígena implican la entrega de paquetes tecnológicos que matan la agricultura, van terminando con nuestras semillas y, lo peor de todo, acaban con nuestra conciencia, lo que tiene graves costos para nuestra soberanía alimentaria”.
En Chile hay alrededor de 260.000 productores campesinos contabilizados por el gobierno, que Pancha calificó como “clientes de programas del gobierno (antes fueron “beneficiarios, luego “usuarios”), que obtienen créditos y subsidios en función de sistemas productivos y cultivos que se quieren introducir y afianzar de acuerdo a la demanda de un mercado que no es el mercado popular”.
Por eso consideró que el Día Internacional de la Lucha Campesina es “una reafirmación de cómo nosotros resistimos y luchamos contra lo que son las políticas agrícolas, la invasión a nuestros territorios, lo que pasa con recursos naturales como la tierra y el agua, así como de nuestra soberanía ante una pérdida de identidad tan grande que sufren nuestras comunidades”.
“No nos podemos quedar solo en homenajes a los compañeros que dieron la vida. Nuestra propuesta es una producción sana, dejando el uso de agrotóxicos, estimular una agroecología no institucionalizada, que no produzca solo para un segmento de la población, para una élite que tiene el placer de degustar lo que nosotros producimos. Los ricos están comiendo la comida que los pobres comían ayer, entonces: ¿qué están comiendo los pobres? Mucha de la producción que estña produciendo hoy la gente nuestra se va al mercado, no se queda ni llega a nuestros hogares, y terminamos comiendo lo que las grandes empresas quieren, que es comida que nos enferma”, reclamó Rodríguez.
Desde ANAMURI y la CLOC-VC la propuesta es feminista, campesina y popular: “Si nosotras no damos esta batalla, nuestros compañeros terminan sucumbiendo ante políticas patriarcales y neoliberales. Entonces nuestro trabajo se duplica. La diferencia es que hoy vamos tomando conciencia de defender nuestra propia vida y nuestra propia existencia como campesinas y campesinos”.