El sistema alimentario industrial, que dictamina la forma en la que cultivamos, distribuimos y consumimos alimentos alrededor del mundo, es controlado por grandes empresas transnacionales del sector alimentario y financiero. Se enfoca en la producción de “agrocommodities», cultivos como la palma aceitera, la soja, el maíz y la carne, para comerciar en el mercado internacional. Su objetivo principal es extraer el mayor lucro posible.
“Las empresas de agrocommodities se manejan como si estuvieran por encima de la ley. Las políticas y prácticas siempre las favorecen y es la población local la que más sufre”, afirmó Rita Uwaka, campañista de Environmental Rights Action (ERA) – Amigos de la Tierra Nigeria, e integrante del programa de Bosques y Biodiversidad de Amigos de la Tierra Internacional [1].
En 2004 se escogió el 21 de septiembre como fecha para conmemorar el Día Internacional de Lucha contra los Monocultivos de Árboles. El día nació tras una iniciativa de comunidades rurales de Brasil [2] para denunciar y arrojar luz sobre los impactos de las plantaciones de monocultivos de árboles en sus territorios, reafirmar su resistencia contra ese modelo y recuperar sus territorios de las manos de las grandes empresas.
Casi 20 años después, la campaña sigue siendo relevante. En África, la expansión de las plantaciones de monocultivos y el modelo de agrocommodities tiene impactos devastadores para los pueblos, el medioambiente, y particularmente las mujeres. Las empresas de agrocommodities llegan al continente con la promesa de desarrollo y empoderamiento económico, pero “la mayoría de las veces, lo que traen consigo es un manejo indebido de los recursos y deforestación como resultado de la expansión en las distintas comunidades”, destacó Rita.
Esto tiene como consecuencia, entre otras cosas, la migración forzada de personas, ya que las comunidades son desplazadas de sus tierras para dar lugar a las plantaciones de monocultivos. A su vez, se dan conflictos y enfrentamientos por la escasez de tierras y recursos. “Las comunidades deben dejar sus tierras ancestrales comunitarias y asentarse en nuevos territorios y esto provoca mucha fricción y conflictos dentro de esas comunidades”, agregó la activista.
Al preguntarle sobre los impactos que tiene la expansión de las empresas en los agricultores y agricultoras y las personas que viven en las tierras, Rita fue clara: “La gente padece hambre. Hay mucha pobreza en el territorio porque estas empresas no enriquecen a las comunidades”. También se ve afectada la salud y nutrición de esas poblaciones, que dependen de sus tierras y bosques para obtener alimentos y medicinas. Rita explicó que incluso cuando no se talan los bosques, las empresas los delimitan e impiden el acceso de las personas a sus propios territorios. Hambre, desnutrición, enfermedades y también violencia son las consecuencias más prominentes cuando las empresas de agrocommodities se instalan en una zona.
La violencia de género [3] también está muy extendida. “Los trabajadores de las plantaciones abusan de las mujeres y estamos viendo muchos embarazos adolescentes”, enfatizó Rita.
Soluciones de los pueblos para los pueblos
ERA/Amigos de la Tierra Nigeria trabaja junto con las comunidades a nivel local, regional e internacional para denunciar las violaciones perpetradas por estas empresas. Pero no es que representen a las comunidades. En las palabras de Rita: “Les damos una plataforma para que se dirijan al poder directamente en diferentes espacios. Por ejemplo, las mujeres se han estado manifestando contra los impactos de la expansión de los agrocommodities en espacios regionales y subregionales, como ECOWAS [4], la Comunidad Económica de Estados de África Occidental”.
“Las mujeres se dirigen a legisladores/as y responsables de políticas para manifestar cómo son acosadas y discriminadas como resultado de las políticas que favorecen los intereses de las grandes empresas, y también cómo sus hijos y esposos han sido afectados por las actividades de las grandes compañías”.
“Los pueblos antes que el lucro” es el mensaje que promueve ERA y las comunidades con las que trabajan. “Las soluciones deben ser lideradas por los pueblos. Deben conectar la vida, la naturaleza y los pueblos, no perseguir el lucro en el mercado internacional», destacó Rita.
En 2020, un grupo de campañistas de todo África conformó el “Grupo africano contra las plantaciones de monocultivos y los agrocommodities”. Cada año organizan un Tribunal Africano de los Pueblos [5], junto con organizaciones como Amigos de la Tierra Internacional, Milieudefensie [6] (Amigos de la Tierra Países Bajos) y la Rainforest Action Network [7]. El Tribunal sirve como espacio para que las defensoras y defensores del medioambiente y los derechos de los pueblos denuncien los impactos adversos de las plantaciones. En la edición de 2021, el Tribunal examinó 10 casos de 10 países [8]: Camerún, Gabón, Costa de Marfil, Ghana, Mozambique, Nigeria, Liberia, Tanzania, Sierra Leona y Uganda. El tribunal encontró pruebas contundentes sobre los impactos socioambientales y de género que provocan los agrocommodities; en especial, las vulneraciones de las plantaciones industriales como la caña de azúcar, la palma aceitera y los eucaliptos.
En los tribunales y en todo su trabajo con las comunidades, ERA sigue enfatizando que la agroecología [9] y el manejo comunitario de bosques [10]son soluciones [11] clave en esta lucha. “Las comunidades quieren seguir practicando un sistema agrícola que ponga la producción en manos de los pueblos, y eso se da a través de la agroecología», agregó Rita. “El manejo comunitario de bosques es la forma certera de proteger nuestros bosques, evitar la pérdida de biodiversidad y también mitigar la crisis climática [12]”.