Desde hace 16 años La Vía Campesina (LVC) se moviliza contra la Organización Mundial de Comercio (OMC) y los tratados de libre comercio (TLC) [1]. El 10 de septiembre de 2003, Lee Kyung Hae, campesino de Corea del Sur, se quitó la vida mientras transcurría una conferencia ministerial de la OMC en Cancún, México. Llevaba colgado un cartel del cuello que decía: «WTO Kills Farmers (La OMC mata a los granjeros/campesinos)».
“Lee Kyung Hae se dedicaba a cultivar arroz en la zona rural de Corea, hasta que lo perdió todo a causa de la caída de los precios, como resultado de la importación de arroz y carne baratas, una de las consecuencias de los acuerdos de libre comercio impulsados por la OMC. Decidió dar un paso tan extremo porque los pocos ricos que estaban a la cabeza de estas instituciones vivían demasiado alejados de la realidad cotidiana del campo. Su sacrificio llevó los sufrimientos del mundo rural hasta las mismas puertas de la OMC. Incluso en sus últimos momentos hizo eco de las peticiones de los campesinos y campesinas de las comunidades rurales de todo el mundo: «Mantener la agricultura lejos de las negociaciones de libre comercio de la OMC»”, recordaron en La Vía Campesina.
Desde entonces, La Vía Campesina conmemora cada 10 de septiembre como el Día de Acción Global contra la OMC y los Acuerdos de Libre Comercio.
Para hablar sobre las movilizaciones y exigencias que llevaron adelante los grupos de LVC en América Latina y el Caribe, entrevistamos a Edgardo García, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC) de Nicaragua y coordinador de la CLOC-LVC en Centroamérica.
¿Cuáles son las razones por las cuales LVC sigue movilizándose contra la OMC y los TLC?
-Porque no podemos resignarnos. Nosotros tenemos una estrategia que es la solución, y la OMC tiene un estrategia que es la destrucción. La solución para la vida la tenemos los campesinos: la soberanía alimentaria; la capacidad que tenemos de generar salud, no cáncer. Entonces, para nosotros es una estrategia de vida, para ellos es una estrategia de reconcentración de poder y de destrucción del planeta, que produce esta crisis fatal, climática y política a la vez. Ante esa situación, nosotros continuamos nuestra jornada, que puede ser de 16 años y, ya quisiéramos, que sea de más tiempo para seguir luchando. El problema es que hay una situacion de agravamiento, producto de la OMC y los tratados bilaterales o regionales de comercio, con todo lo que significa la destrucción de las legislaciones nacionales para favorecer a las transnacionales privadas: el derecho público está siendo cercenado por el derecho de concentración privada de la impunidad sobre los pueblos.En la actualidad, los TLC se han multiplicado en otras agendas comerciales, tratados bilaterales o de bloques (como el reciente Tratado UE-Mercosur).
¿Cuáles son las consecuencias que tiene el libre comercio actualmente en la región? ¿Cómo afecta al campesinado?
-Lo que han hecho desde la OMC es instalar unas normas que están por encima de los derechos de los pueblos y de la Constitución de cada país, evidentemente para favorecer a las transnacionales. Han instalado un concepto fascista y facilitador del atropello, porque el uso de la palabra “libre” (en libre comercio) no significa “complementariedad”. En el comercio efectivamente “libre”, lo que hay en el fondo es complementariedad, es decir, los de esta comarca llevamos trigo, y los de aquella comarca nos traen leche y frijoles, entonces nos complementamos. Pero, el libre comercio, interpretado como concepto de guerra contra los pueblos, es más bien aprovechar los subsidios de los países ricos para favorecer la caída de los precios sobre los países pobres, y obligar a esos países pobres a vender esos productos subsidiados, quebrando las economías locales y la economía campesina, el mercado campesino. Esa quiebra es lo que ellos llaman “libre comercio”. Para nosotros y para los pueblos no es libre comercio, es un atropello, es una distorsión a la economía en función de concentrar riquezas en favor de transnacionales, es mandarnos al desempleo.Eso han significado para nosotros los TLC que, al no tener ahora los indicadores internacionales como para meterse en Naciones Unidas y decir que los resultados de esto son una maravilla, entonces ahora lo que hacen es opacar el tema de la OMC y se van a profundizar el daño por región, por país, por rubros: hay una cantidad de quiebras y de situaciones de desempleo, como es el caso del café y otros tipos de productos en países en vías de desarrollo, que hemos producido alimento, pero estamos en quiebra. Todo el excedente de las riquezas de este saqueo que se ha hecho sobre los países y sobre el hambre de los pueblos, es un excedente que lo concentran 50 empresas en todo el mundo. Los TLC no tienen criterios de complementariedad ni de cooperación para el desarrollo, sólo de concentración de riqueza.
Las migraciones masivas son una clara consecuencia de estas políticas de libre comercio.
-Hasta hace unos años, en Honduras, en Guatemala, la población se movía como en vergüenza, movidos por unos coyotes, pero ya hoy el desespere salió a la palestra pública. Como no tenemos una situación que nos ampare ante el desempleo, a caminar pues. Y un loco en el Norte diciendo: “No, aquí no pueden venir”. Estas migraciones son consecuencia de las políticas neoliberales, neofascistas de destrucción de economía campesina y rural. Un trabajador desesperado se dispone a trabajar por lo que le den. Se rompen estándares de seguridad para la vida, de bienestar social y para la familia, y es entrar a un mundo de trabajo esclavizado, después de 1500 años nos llevan otra vez a condiciones de esclavismo. Es muy complejo este contexto en el que estamos enfrentando los TLC.
¿Cuáles son las estrategias del campesinado para resistir a los TLC?
-La movilización nacional y popular para llevar estos programas adelante y convertirlos en programas de gobierno. Algunos gobiernos que han llevado adelante políticas de conservación de la semillas han sido llevados ante tribunales internacionales, incluso han sido condenado. La soberanía de los pueblos está siendo condenada por una burocracia financiada por las transnacionales en el mundo y ahí comienzan los bloqueos contra Cuba, contra Venezuela, contra Nicaragua, sanciones contra cuanto gobierno se proponga derechos populares, derechos campesinos.
Más alla del gobierno que tenga, el campesinado tiene una estrategia de conservación de sus semillas y estamos llevando adelante toda una batalla para reutilizar nuestras semillas y no comprar semillas envenenadas que solo cosechan dos años y luego hay que ir tras la transnacional para que te vuelva a equipar. Nuestra estrategia es la medicina natural, herbolaria, de limpieza, de cosecha de agua, de control biológico, apiarios y producción de miel y de alimentos sanos que estamos promoviendo. Eso nos permite sostener la campaña internacional contra los TLC. El mundo sigue sufriendo sequías e inundaciones, pero nosotros seguimos reciclando y mejorando nuestra semilla, con el conocimiento ancestral no modificando la semilla, sin alterar el clima ni envenenando el agua.La fórmula de ellos, de destrucción, se va a caer. Tiene que caerse en la medida en que la nuestra no se muera. Nuestra formula es de regeneración de energía con los bosques, con el agua, con el oxígeno, una batalla que podemos ganar más conciencia, más pueblo. Los suicidios, la desesperación, la tristeza, el abandono del campo tiene que contenerse. Tenemos que volver a la reforma agraria porque un campo sin pobladores es un campo sin vida. El mundo no puede seguir hacinado en los grandes suburbios, alimentándose de manera envenenada y dañina. Es en el campo donde tenemos el futuro.