Empresas Públicas de Medellín (EPM), a cargo de la construcción del proyecto hidroeléctrico en el municipio antioqueño de Ituango (Hidroituango), cerró el 5 de febrero unas compuertas de la represa, interrumpiendo el cauce del río Cauca, afectando su caudal durante cuatro días y provocando la mortandad de miles de peces.
El río Cauca recorre unos 180 municipios de los departamentos de Cauca, Valle del Cauca, Risaralda, Caldas, Antioquia, Sucre y Bolívar. Es el segundo río más largo de Colombia y una de las principales arterías hídricas de ese país. “Es un patrimonio histórico del país”, como lo calificó Juan Pablo Soler, miembro de la Coordinación Nacional del movimiento de afectados por represas Ríos Vivos Colombia.
Desde Ríos Vivos Colombia remarcaron que este secamiento del río es una consecuencia más de las afectaciones que el embalse de la represa ha provocado en Ituango y alrededores, aguas arriba y abajo, y exigieron una vez más el “desmantelamiento controlado” de Hidroituango.
En los cuatro días que la compuerta frenó el caudal del Cauca, se estima que unos 36 mil peces han muerto y al menos 10 millones de personas que habitan a lo largo del río han visto afectados sus medios de vida como cañoneros, barequeros y pescadores artesanales.
A esto debe sumarse la desinformación en torno al proyecto que EPM controla desde hace 15 años. Ni la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) ni las comunidades cercanas a la construcción son notificadas en tiempo y forma sobre las decisiones que toma la empresa.
Un breve repaso
En 2014 se logró desviar este río que tenía un promedio de 1000 metros cúbicos por segundos y entubarlo, provocando las primeras afectaciones medioambientales. Por eso desde Ríos Vivos dicen que Hidroituango es un proyecto que ha estado «lleno de desafíos, contradicciones y defectos».
En abril del año pasado, durante la época de lluvias, hubo varias inundaciones río arriba y más sequía río abajo, ya que la empresa a cargo de construir la represa (EPM) no había recogido los residuos forestales -ramas, troncos, hojas- que taponaron las salidas de la corriente en los túneles. En mayo, este taponamiento provocó deslizamientos en las montañas y uno de los túneles de la represa colapsó, por lo que decenas de comunidades barequeras se autoevacuaron intentando salvarse de las inundaciones [1]. Al ser innegables las denuncias de Ríos Vivos Colombia sobre estos impactos socioambientales, el gobernador de Antioquia tuvo que declarar la calamidad pública en la zona.
Esta catástrofe humanitaria producto de un modelo energético «mediado por el lucro, por la prisa de generar dividendos, por el orgullo de imponer la técnica sobre la racionalidad», que silencia las voces de las comunidades que conocen las dinámicas de los territorios, remarca la necesidad de llevar adelante una “transición energética justa”, reclamaron desde Ríos Vivos.
Esta semana, EPM volvió a abrir las compuertas y el río Cauca a recuperar de a poco su caudal, aunque no es el que tenía anteriormente. Desde Ríos Vivos Colombia dicen que esto no es suficiente: «Es un problema más complejo que recuperar el caudal. Hoy el impacto es el secamiento, pero las comunidades y expertos de la academia consultados han señalado que más adelante puede haber otras contingencias», dijo Soler a RMR, por las características del terreno, sus fallas geológicas y las repercusiones de una obra de esta magnitud en esas tierras.
«Se debe atender el problema de manera estructural y buscar opciones alternativas a este modelo de energía donde opera el lucro», dijo Soler, recordando la propuesta del movimiento de crear una Comisión Nacional de Represas como ámbito donde la sociedad civil, el gobierno y el sector empresarial puedan debatir las políticas públicas sobre energía en Colombia.
¿Por qué cerraron las compuertas?
Un documento de Consorcio Generación Ituango Integral, que realizó estudios de factibilidad y asesoró en la construcción de la hidroeléctrica, advirtió el 4 de febrero pasado al director del proyecto Hidroituango que la estructura de la represa estaba en una «condición crítica» y presentaba «agrietamientos significativos» por el nivel de embalse que llevaba hasta ese momento. Esa información habría sido el motivo para que la empresa decidiera cerrar la compuerta, reteniendo el cauce normal del río Cauca, bajo la excusa de “proteger primero las vidas humanas aguas abajo del proyecto, lo que implicó un enorme dilema jurídico y ético, por la afectación que se iba a causar al ambiente”, dijeron según recoge Noticial Caracol. No obstante, expertos alertaron que las grietas podrían romperse y provocar nuevos deslizamientos e inundaciones.
El presidente colombiano Iván Duque dijo que la culpa de lo sucedido no es responsabilidad del gobierno nacional. En el marco de un taller comunitario que se realizó en la zona de la Mojana, que se está secando por la falta del Cauca, el mandatario manifestó que le «duelen» las situaciones ambientales en Ituango, y que lo ocurrido será evaluado e investigado por las autoridades ambientales, pero que no frenarán el proyecto por ahora.