Según los últimos datos de la FAO, en su informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y nutrición en el mundo en 2021 [1], en Chile, donde viven 19,4 millones de personas, al menos 600 mil sufren hambre, lo que significa un aumento de 57 mil personas en comparación con los datos registrados entre 2004 y 2006. Además, 3,4 millones de habitantes en ese país tuvieron dificultades para acceder a alimentos saludables y nutritivos entre 2018 y 2020. Sólo 15% de las personas mayores de 15 años consumen 5 porciones de frutas y verduras por día. El propio organismo reconoció [2] que, más allá de la pandemia de covid-19, este escenario es consecuencia de la “desigualdad” en Chile.
Con este panorama, sumado a una profundización de recetas neoliberales en el modelo económico que profundizó la importación de productos como azúcar, aceites, leguminosas, trigo, en detrimento de los mercados locales y de la comercialización de la producción agrícola campesina, el 20 de enero de este año, la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI), apoyada por la constituyente Alejandra Flores Carlos [3], presentó una propuesta para que el Derecho de Alimentación sea incorporado como un derecho fundamental en la nueva Constitución chilena. La iniciativa, que será discutida en la Comisión Nº4 de la Convención Constituyente, recibió además el 2 de febrero el apoyo popular con más de 16.500 firmas virtuales de la ciudadanía.
“Decenas de campesinas hicimos una gran entrada a la Constituyente el 20 de enero cantando La refalosa del pan [4]: ‘De la tierra sale el trigo y del trigo sale el pan, (y del pan sale al derecho, el derecho a comer pan)… que vivan los campesinos, que la cuidan con amor como quien cuida las flores’”, describe Francisca “Pancha” Rodríguez, referente histórica de ANAMURI, en RMR. Esa mística fue parte de la estrategia de la organización para sensibilizar a los convencionales sobre la necesidad de pensar qué implica y cómo se construye el derecho a la alimentación.
Entrevistamos a Rodríguez para conocer detalles de la iniciativa ciudadana que destaca el rol de la agricultura campesina e indígena y la pesca artesanal en la producción de alimentos sanos, el trabajo de las mujeres, la necesidad de resguardar las semillas nativas y criollas. Cómo fue el camino recorrido para obtener tanto apoyo ciudadano, qué dificultades existen para incorporar la lucha por la soberanía alimentaria en el proceso constituyente y qué expectativas tiene sobre el resultado al que pueda llegar la Convención y ante la asunción el 11 de marzo del gobierno encabezado por Gabriel Boric.
La iniciativa ciudadana afirma que en Chile «existen inequidades importantes en la calidad, cantidad y diversidad de los alimentos consumidos, de acuerdo al nivel socioeconómico y zona geográfica de residencia de cada persona. La calidad de alimentación disminuye en los niveles socioeconómicos más bajos, en el sur del país y en las zonas rurales. El modelo agroexportador ha hecho de Chile un país cada vez más dependiente en relación a la alimentación, con el crecimiento de la importación de productos en los últimos 20 años”.
“La soberanía alimentaria está muy presente en el debate de la nueva Constitución, pero creemos que hay que darle más profundidad al concepto. Por eso, nuestra compañera Camila Montecinos fue a la comisión a presentar la iniciativa y a explicar qué es la soberanía alimentaria para las campesinas y los campesinos, para la CLOC, para La Vía Campesina, hablar de este paso histórico que dimos hace 25 años [5] y que hoy se consagra en este debate por la Carta Magna”.
Para que se entienda que la soberanía alimentaria no es solo una consigna sino “un principio de lucha”, ANAMURI no solo habló con constituyentes, también ha realizado escuelas de huerta urbana y otras iniciativas para sensibilizar a habitantes de las ciudades sobre la construcción de este derecho.
Conoce la Iniciativa Ciudadana Constituyente de ANAMURI: “Derecho a la alimentación, un derecho fundamental e inalienable de los pueblos” [6].
– ¿Cuáles son los pasos que siguen en la Constituyente? ¿Cómo evalúa el proceso de debate de la Convención Constituyente en estos meses de funcionamiento?
– El proceso se ha vivido de manera dramática y ahora vienen los meses de mayor ofensiva por parte de la derecha. Aparte de las campañas de persecución, calumnias e infamias, para bajarle el perfil al debate y descolocar a los constitucionales, sobre todo a aquellos de los sectores populares. Pero ahora viene la ofensiva más grande y los sectores de la derecha se han preparado para eso, con muchos especialistas, para descalificar a los constituyentes populares. La derecha viene a descalificar todo lo que hemos hecho desde las iniciativas populares. Y estamos en una lucha contra el tiempo porque, si para julio no está lista la nueva Constitución, podemos volver a la de Pinochet. Este proceso requería mucho más de un año y tenemos que estar en alerta porque las comisiones ya están discutiendo los contenidos para la Constitución. Y nos ha costado porque, lamentablemente, el resto del mundo campesino -a no ser los compañeros de la CLOC- está muy apegado a lo que nosotras hagamos. Solidariamente nos han nombrado como sus “interlocutoras”, llevamos la voz del movimiento campesino a la bancada rural, estamos con reuniones de gabinete con los nuevos ministros, es agotador.
– ¿Cómo se articulará este debate con el nuevo gobierno de Boric? ¿qué expectativas hay con el gobierno de Boric?
– Es complicado. Nosotras no queremos hacernos falsas expectativas. O sea, tenemos que tener claro que no va a ser fácil. La derecha no se rinde; nosotros no nos rendimos, pero ellos tampoco. Nosotras tenemos toda nuestra decisión, conciencia y convicción puesta en esta lucha, y ellos tienen todos los recursos materiales y toda la perversidad. Además, con un Parlamento donde hay un “empate”, por así decir, y la gran incógnita es para dónde va a tirar la Democracia Cristiana: no sacaron ningún constituyente y ojalá no prime el área derechosa de la DC-.
Rodríguez valoró que la mayoría de los ministerios estén encabezados por mujeres, pero advirtió que son ministerios “muy conflictivos” y puede acabar resultando una presión para juzgar desde una perspectiva machista la “capacidad” de estas políticas en esas carteras.
“Hay un pueblo movilizado que, si no logra construir caminos fuertes de alianzas y de unidad, es un pueblo en movimiento. Y tenemos que ser muy serios en valorar el gobierno de jóvenes que va a asumir, que tiene que recoger elementos del pasado histórico en nuestro país. Quizás estos procesos vertiginosos nos hacen madurar rápidamente. Tenemos la valentía y la audacia de la juventud y vamos a salir adelante”, concluyó la referente campesina.