Desde el año pasado, la comunidad Santa Rosa del Pueblo Qom defiende sus tierras del monocultivo de eucalipto. El pueblo Qom habita allí desde hace más de 37 años, sus tierras están ubicadas en el Bajo Chaco paraguayo, en la localidad de Cerrito, en el distrito de Benjamín Aceval del departamento de Presidente Hayes, a 47 kilómetros de Asunción.
Bernarda Pesoa, integrante de la Organización de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas CONAMURI [1]y referente de la Comunidad Santa Rosa, conversó con Radio Mundo Real sobre la defensa de su territorio y el hostigamiento que recibió junto a su comunidad el 17 de abril.
Tanto Pesoa como su comunidad han recibido amenazas anteriormente pero ese fin de semana “fue de lo más violento, porque entraron con armas y con cadenas, muchísimas personas. Tuvimos que defendernos, entonces ellos nos denunciaron”, contó la lideresa.
La denuncia se realizó en Fiscalía y hasta el momento no han tenido novedades, similar a lo sucedido con la denuncia presentada en octubre del 2020, cuando Pesoa fue agredida físicamente luego de manifestar su oposición a los trabajos para establecer una plantación de eucaliptos las tierras que pertenecen a su comunidad. Por esta razón Pesoa ha decidido darle difusión pública, para protegerse y proteger a su comunidad mediante la solidaridad.
Los títulos de propiedad de las tierras que habitan están a nombre del Pueblo Qom. Son 1.117 hectáreas de tierra de las cuales solo 35 son cultivables; el proyecto de plantación de eucalipto impulsado por Fundación Paraguaya requiere 20 hectáreas. En estas tierras habitan 620 familias, más de 1.500 personas. El Pueblo Qom no fue consultado sobre este proyecto y Pesoa afirma que no hay conformidad con el mismo.
Las comunidades trabajaron muchos años en sus tierras, construyeron caminos, viviendas sociales, una escuela y su propio pozo artesiano. “Somos Qom, esta tierra no es del gobierno, fue donada por misioneros francisanos y entregaron el título en 1992 para usar en cultivos, mantenimiento familiar y vivir dignamente”, aseguró Pesoa.
La defensora del territorio subrayó que los conflictos internos se originan por la intromisión de las empresas en sus tierras, “el interés es la acumulación de capital, no es para la alimentación del pueblo, ni de la tierra”.
Fundación Paraguaya ingresó a la comunidad, mediante un proyecto social llamado “semáforo de la eliminación de pobreza”, Pesoa explicó que nunca vieron los resultados de estos trabajos y que lo utilizan como estrategia para ingresar a sus tierras. Con promesas materiales y de creación de fuentes de trabajo crean conflictos internos, “así manipulan a la gente, nosotros no miramos solo lo económico, miramos más allá del futuro de nuestras familias, una vez que se instalen las plantas ya no tendremos dónde cultivar ni construir nuestras casas”.
Con la convicción de que sin tierra no hay vida digna, las comunidades exigen una audiencia pública para tener una ley de protección de territorio indígenas, que prohíba la instalación de monocultivos.
Ante estos hechos, la Plataforma Social de DDHH, Memoria y Democracia de Paraguay emitió un comunicado [2] expresando su solidaridad y exigiendo al Ministerio Público paraguayo que intervenga de manera inmediata. A la vez, el 26 de abril CONAMURI realizó una movilización [3] en la que manifestaron: “En el marco del conflicto suscitado por la presencia de eucalipto en el territorio común, estas comunidades desamparadas exigen a las instituciones públicas responsables que den la cara e intervengan para hacer cumplir las leyes de protección a los pueblos indígenas y al ambiente”.
Sobre el final de la entrevista Bernarda Pesoa realizó un llamamiento a las mujeres para organizar y liderar sus comunidades: “Sin las mujeres esta sociedad no va existir”.