A pesar de las 28 resoluciones de Naciones Unidas que exhortan a poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero que pesa sobre Cuba, el gobierno estadounidense se empeña en mantener esta política. Solo desde 2017, Donald Trump impuso 127 nuevas medidas de bloqueo a Cuba, e internacionalizó esta medida, por ejemplo, a través del desestímulo de inversiones o la aplicación de la Ley Helms Burton que refuerza el embargo estadounidense en Cuba.
Nuevos llamados de solidaridad contra el Bloqueo se escucharon en el VII Encuentro Internacional de Agroecología, Agricultura Sostenible y Cooperativismo, realizado del 17 al 23 de noviembre en el Centro Integral de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) que integra La Vía Campesina en Cuba. Allí quedó claro que, a pesar de la profundización del bloqueo -con aliados claves como Venezuela también coartados bajo la misma estrategia-, el pueblo cubano no pasa hambre gracias a la capacidad de autoabastecimiento generada en las últimas dos décadas por la producción agropecuaria basada en prácticas agroecológicas.
Entre las afectaciones del bloqueo económico, comercial y financiero en la agricultura cubana, Leonardo Chirino, funcionario de la Dirección de la ANAP, denunció en diálogo con Radio Mundo Real que ha habido una guerra biológica, planificada y financiada por gobierno de Estados Unidos para afectar las principales producciones agrícolas (como café y caña de azúcar) de Cuba, al introducir plagas y enfermedades en las materias primas.
Las pérdidas de Cuba por el Bloqueo en estos 60 años ascienden a 922 mil millones de dólares.
Chirino también denunció la prohibición de acceso a créditos y las leyes que penalizan a quienes puedan llevar combustible al país, que provoca déficit de recursos y ahorro energético. Recordó que la política del bloqueo emana desde la primera promulgación de la ley de Reforma Agraria (1959), «cuando se desató un proceso de guerra económica que oficialmente se instituyó en 1962, precedido de bandas contrarrevolucionarias que atacaron y asesinaron a campesinos». Sin embargo, el funcionario remarcó que “con lo poco que tenemos vamos a seguir produciendo”.
AGROECOLOGÍA EN MOVIMIENTO
El VII Encuentro Internacional de Agroecología tuvo lugar en Güira de Melena, provincia de Artemisa, y participaron 200 delegadas y delegados de 31 países, entre ellos, una delegación que representó al Programa de Soberanía Alimentaria de la federación ecologista Amigos de la Tierra Internacional.
Una parte central de las actividades fue recorrer 37 fincas en 17 municipios de las provincias de Artemisa, Mayabeque y La Habana, pertenecientes a 6 Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) y 12 Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) sobre un total de 3315 cooperativas que integran la ANAP (858 CPA y 2457 CCS). Además hay 4078 cooperativas incorporadas a las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) que son atendidas por el Sindicato de Trabajadores Agropecuarios.
Actualmente hay 414 mil productores cooperativistas, «lo que alcanza a 3 millones de personas, si se cuenta a sus familias», dijo en el Encuentro el Viceministro primero de Agricultura de Cuba, Ydael Pérez Brito. La agricultura hoy genera empleo para el 25% de la población cubana económicamente activa: “La fortaleza está en las cooperativas, por eso queremos seguir ampliándolas -añadió Pérez- manteniendo los planes de créditos y seguros, la protección de precios y de la producción, la atención de especialistas y técnicos en diálogo permanente con los productores».
Esto va de la mano con la Estrategia Ambiental Nacional, que es parte de los objetivos 2020-2030 comprometidos por el gobierno cubano, con énfasis en la mitigación del cambio climático y sus consecuencias como huracanes, sequías, emisiones de gases invernadero, donde la agroecología juega un rol central para «enfriar el planeta».