Este 14 de noviembre, al atardecer, el Comando Jungla atacó la comunidad mapuche Temucuicui. Hubo helicópteros y tanquetas cercando el territorio. Como resultado de los ataques armados del Comando, falleció Camilo Catrillanca, joven mapuche de 25 años, nieto del Lonko Juan Segundo Catrillanca, de la Comunidad Tradicional de Temucuicui, e hijo de Marcelo Catrillanca, un histórico luchador del Pueblo Mapuche.
Si bien el Comando Jungla fue creado con fines “antiterroristas”, entrenado por fuerzas militares de Colombia, las autoridades chilenas explicaron que, al momento de balear a Catrillanca, los efectivos supuestamente estaban persiguiendo a delincuentes comunes que habían robado unos vehículos en la zona.
Catrillanca fue herido de muerte mientras manejaba un tractor en su comunidad. Un niño que lo acompañaba fue testigo de la tragedia. “Todo indica que fue una bala disparada a mansalva y de espaldas al comunero”, indicó José Aylwin, director del Observatorio Ciudadano de Chile a RMR.
Aylwin detalló en qué contexto se produjo este asesinato, qué implica la presencia del Comando Jungla en la región de la Araucanía chilena y cómo su accionar está directamente vinculado a una militarización creciente en el Cono Sur.
Cabe recordar que la muerte de Catrillanca se suma a otras ejecuciones de comuneros mapuche en manos del Estado chileno como Alex Lemun, Matías Catrileo y Mendoza Collio. En Chile se movilizan pidiendo justicia, mientras diputados de la oposición evalúan presentar una acusación constitucional contra el Ministerio del Interior, autoridad gubernamental que mandata las acciones del Comando Jungla.
Ante el reforzamiento de la militarización en la región, el Observatorio Ciudadano y el Centro de Estudios Legales y Sociales de Argentina (CLES) solicitaron una audiencia especial ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que ya les fue otorgada.